jueves, 13 de junio de 2024

Narración, Macrotexto y sopa paraguaya.


El fenómeno de la literatura paraguaya parece embelesar a los extranjeros que la encuentren de forma accidental en este peregrinar por las letras latinoamericanas. Se presenta como un aparecido que promete un tesoro al que lo siga. Y este habrá sido el caso de Sonja Steckbauer que mediante una “Cartografía literaria del Paraguay”, título que le da a su libro, aborda los ejes temáticos que le dan esa amalgama única a nuestra literatura.

La presentación se hizo en febrero de este mismo año (2024) bajo el sello editorial de Intercontinental y en cuyas sucursales están disponibles para la venta. 

Desgrana la trayectoria literaria paraguaya desde un enfoque histórico, en literatura fundacional versus post fundacional, creando una línea del tiempo de las principales obras que marcaron un hito dentro de las temáticas abordadas por los escritores paraguayos como un resultado de los avatares políticos sufridos por la colectividad o vivenciados por sus autores.

La noción resulta sugestiva porque se refiere a la idea bien manejada por todos; que la literatura es un espejo del inconsciente de una sociedad. El meollo de esta innovación es que se plantea cómo es que hubo independencia en Paraguay si la sociedad paraguaya no tenía literatura conocida durante la corona española. Es más, el testimonio fundacional conocido fue escrito por Mariano Roque Molas con fecha de 1868 (siglo XIX), cincuenta y siete años después de la independencia paraguaya. Este dato tiene como resultado que abiertamente se pueda hablar de una literatura fundacional recién a mitad del siglo XX.

Este fenómeno de usar a la ficción como un maridaje hacia la libertad se pudo apreciar en todas las demás literaturas de nuestros países vecinos pero en Paraguay la historia es distinta, aquí eso no se constata en ningún documento histórico. Entonces, si nadie leía sobre la libertad, romantizándola con énfasis, a fin de que pudiera germinar esa semilla ¿Cómo es que logramos pensar en la posibilidad de conquistarla, de alcanzar aquel ideal tan elevado?  Al poner de relieve esta perspectiva comprendemos el peso del contenido de estos estudios literarios y que una vez más, nada tiene que ver la extensión con la profundidad de una obra ya que el libro es ligero y ágil en su lectura con menos de doscientas páginas a cuestas.


Lo que se me ocurre burdamente, es que a raíz de que la sociedad paraguaya siempre ha sido esencialmente oral las ensoñaciones de libertad se gestaban mediante fábulas contadas en rondas de mate criollo, que la lista exclusiva de textos que arribaban a La Provincia, como Josefina Pla nos ilustra en sus ensayos sobre la historia del libro paraguayo, no eran tan rigurosos para algunos sectores sociales. Justificando estas gestas de libertad e independencia, ¿cómo es que el oré ha peê se distinguió tan ferozmente en la psique colectiva? Y como recientemente se han planteado los eruditos e historiadores, ¿que cantaban en guaraní mientras hacían sus labores los paraguayos del siglo XIX y que despertó esa ensoñación de independencia?

Según el filósofo coreano alemán Byung Chul Han en su teoría sobre la crisis de la narración, la sociedad actual experimenta una crisis en su identidad colectiva: Explicando sintéticamente es que las sociedades anteriores a la civilización expresaban sus inquietudes y deseos mediante la narración y la oralidad, creando un tejido que permeaba a las generaciones en un mismo sentimiento común. Mediante estas narraciones es que se lograron las culturizaciones que a su vez nos dieron como sociedad (paraguaya por ejemplo), la herboristería, cosmogonías y pautas de vida social. Esto es lo que crea comunidad y simbiosis.



Bueno, en la actualidad esa transmisión por experiencia de vida no existe, tenemos la obligación de vivir nuestra colectividad desde la individualidad en una sociedad hiperconectada y consumista, que vive para la satisfacción efímera, pero que en contraposición se halla terriblemente sola, este es el coletazo residual de esa teoría de la crisis de la narración y que no parece estar muy alejada de la realidad critica que atravesamos como civilización pensante. A la luz de esta teoría sobre la crisis de la narración podemos justificar porque nuestros ancestros la tenían tan clara a la hora de priorizar su bienestar en la línea del tiempo, no es de extrañar sus logros porque eran conscientes de su condición de animales políticos entorno a una ronda de mate o tereré y es así como adquirieron conciencia de la necesidad de libertad e independencia porque al fin de cuentas dos cabezas piensan (e idean) mejor que una.  

Siguiendo la línea investigativa de Steckbauer: que una corriente literaria específica da pie a acontecimientos sociales, políticos y culturales trascendentes, pone a prueba su teoría con autores que por su temática desarrollada en ese espacio de tiempo, marcaron la serie literaria de la sociedad paraguaya de ese entonces con las “literaturas libertarias”.

Esta teoría se sitúa sobre las novelas escritas. Los rasgos comunes de los personajes son la opresión y como la sobrellevan; el asedio constante y violador a los ciudadanos, o del otro lado de la frontera, a los exiliados y su deseo de volver a un país que prácticamente solo existe en sus recuerdos, porque la realidad ya era otra. Era el inconsciente colectivo de la época y tal como se pone de cualidad, eran la radiografía de un descontento social que ya traspasaba los estratos culturales.


El enfoque investigativo de Sonja va más hacia las novelas porque según explica en la introducción de su libro, fue uno de los géneros que menos mecanismo de represión tuvo que atravesar en comparación al teatro que como era de alcance más populoso era un arma propagandística y libertaria por naturaleza al que el régimen temía.  Sin embargo, también tenemos noticia de poemarios completos como los de Carmen Soler o Elvio Romero que también aportan peso a la teoría de la “literatura libertaria”, pero a los que ella no tuvo acceso porque es austriaca y solamente le llegan los libros que se les manda expresamente o que ella tuvo que venir a buscar a Paraguay. Hay tanto que escribir, sobre tantas ramas inexploradas…  Creo que es conveniente subrayar como es que la difusión editorial tiene un papel preponderante en la trascendencia de las obras y como su huella invisible también crea estampas en la historiografía literaria de un país.

Cartografías literarias del Paraguay es uno de los tantos trabajos investigativos que Sonja Steckbauer ha publicado sobre el Paraguay, el guaraní, y el bilingüismo en nuestras literaturas. Este fenómeno no es nuevo por parte de gente que ve al Paraguay como un territorio agreste e inexplorado, y tienen razón. El territorio físico quizás ya no tenga nada más que aportar, las cartografías están trazadas a nivel satelital pero, ¿qué pasa con lo cognitivo? ¿Cómo es que desarrollamos las ideas, los sueños y pensamientos que nos hacen tan únicos y taciturnos de nuestros demás vecinos latinoamericanos?

Josefina Plá ya se ocupó alguna vez de nombrar aquello como “La Paraguayidad” y Cassaccia trasciende el tiempo y el espacio con sus obras, al comprender el enfoque de Plá al hablar de esa particularidad. Poniendo sobre la mesa este concepto viejo en la actualidad como algo pasado de moda ¿Qué piensan los escritores actuales al respecto? Steckbauer también pone a disposición esta premisa a fin de plantearnos si realmente queremos deshacernos de la sopa paraguaya y adoptar la sopa liquida, instantánea y artificial que se vende en el mercado editorial, y si nos conviene hacerlo.   

En la reciente feria del libro de Buenos Aires en un conversatorio se preguntaban ¿qué era lo que hacía a un escritor ser nacional de su país?, si al escribir tenían un lenguaje común, ¿por qué terminaban siendo tan diferentes unos de otros y si esto hace valido pensar en escritores argentinos que escriben en Paraguay y viceversa, clasificándolos por su lugar de origen?

Hablando entre vecinos, un escritor paraguayo tendrá una forma distinta de calibrar las palabras que usa al contar una historia de otro escritor peruano o argentino.  No creo que las literaturas tengan nada que ver con política y sin embargo la tienen. Si pensamos al ser humano como entidad política lo estamos viendo como un grupo que tienen algo en común. No somos paraguayos porque nacimos en Paraguay, somos paraguayos por el bagaje cognitivo que fuimos cosechando a lo largo del tiempo, con nuestras experiencias comunitarias y personales. Somos las impresiones que guardamos sobre temas comunes al ser humano, “La paraguayidad” estaría en como exteriorizamos las experiencias únicas del ser individual a través de ese bagaje cognitivo único y a la vez político.  

Obviamente la pregunta chorrea respuestas por todos lados y no es algo que se deba plantear con la banalidad de saber cuál es nuestro color favorito y responder al vuelo. Cartografías Literarias del Paraguay por esta razón se sitúa entre las lecturas indispensables para estudiosos y literatos. Mirar a nuestra literatura desde la cúspide intelectual de la investigación, es saber dónde estamos situados dentro de la tradición literaria universal para así comprender nuestra valía y compromiso para con nuestro oficio de escribir, con el fin de permear al tiempo.