La presentación se hizo en febrero de este mismo año (2024) bajo el sello editorial de Intercontinental y en cuyas sucursales están disponibles para la venta.
Desgrana la trayectoria literaria paraguaya desde un enfoque histórico, en literatura fundacional
versus post fundacional, creando una línea del
tiempo de las principales obras que marcaron un hito dentro de las temáticas
abordadas por los escritores paraguayos
La noción resulta sugestiva porque se refiere a la idea bien
manejada por todos; que la literatura es un espejo del inconsciente de una
sociedad. El meollo de esta innovación es que se plantea cómo es que hubo independencia
en Paraguay si la sociedad paraguaya no tenía literatura conocida durante la
corona española. Es más, el testimonio fundacional conocido fue escrito por Mariano
Roque Molas con fecha de 1868 (siglo XIX), cincuenta y siete años después de la
independencia paraguaya. Este dato tiene como resultado que abiertamente se
pueda hablar de una literatura fundacional recién a mitad del siglo XX.
Este fenómeno de usar a la ficción como un maridaje hacia la
libertad se pudo apreciar en todas las demás literaturas de nuestros países vecinos
pero en Paraguay la historia es distinta, aquí eso no se constata en ningún documento
histórico. Entonces, si nadie leía sobre la libertad, romantizándola con énfasis,
a fin de que pudiera germinar esa semilla ¿Cómo es que logramos pensar en la
posibilidad de conquistarla, de alcanzar aquel ideal tan elevado? Al poner de relieve esta perspectiva
comprendemos el peso del contenido de estos estudios literarios y que una vez
más, nada tiene que ver la extensión con la profundidad de una obra ya que el
libro es ligero y ágil en su lectura con menos de doscientas páginas a cuestas.
Según el filósofo coreano alemán Byung Chul Han en su teoría
sobre la crisis de la narración, la sociedad actual experimenta una crisis en
su identidad colectiva: Explicando sintéticamente es que las sociedades
anteriores a la civilización expresaban sus inquietudes y deseos mediante la
narración y la oralidad, creando un tejido que permeaba a las generaciones en
un mismo sentimiento común. Mediante estas narraciones es que se lograron las
culturizaciones que a su vez nos dieron como sociedad (paraguaya por ejemplo),
la herboristería, cosmogonías y pautas de vida social. Esto es lo que crea
comunidad y simbiosis.
Bueno, en la actualidad esa transmisión por experiencia de
vida no existe, tenemos la obligación de vivir nuestra colectividad desde la
individualidad en una sociedad hiperconectada y consumista, que vive para la
satisfacción efímera, pero que en contraposición se halla terriblemente sola, este
es el coletazo residual de esa teoría de la crisis de la narración y que no
parece estar muy alejada de la realidad critica que atravesamos como
civilización pensante. A la luz de esta teoría sobre la crisis de la narración
podemos justificar porque nuestros ancestros la tenían tan clara a la hora de
priorizar su bienestar en la línea del tiempo, no es de extrañar sus logros
porque eran conscientes de su condición de animales políticos entorno a una
ronda de mate o tereré y es así como adquirieron conciencia de la necesidad de
libertad e independencia porque al fin de cuentas dos cabezas piensan (e idean)
mejor que una.
Siguiendo la línea investigativa de Steckbauer: que una
corriente literaria específica da pie a acontecimientos sociales, políticos y
culturales trascendentes, pone a prueba su teoría con autores que por su temática
desarrollada en ese espacio de tiempo, marcaron la serie literaria de la sociedad
paraguaya de ese entonces con las “literaturas libertarias”.
Esta teoría se sitúa sobre las novelas escritas. Los rasgos comunes
de los personajes son la opresión y como la sobrellevan; el asedio constante y
violador a los ciudadanos, o del otro lado de la frontera, a los exiliados y su
deseo de volver a un país que prácticamente solo existe en sus recuerdos,
porque la realidad ya era otra. Era el inconsciente colectivo de la época y tal
como se pone de cualidad, eran la radiografía de un descontento social que ya
traspasaba los estratos culturales.
Cartografías literarias del Paraguay es uno de los tantos
trabajos investigativos que Sonja Steckbauer ha publicado sobre el Paraguay, el
guaraní, y el bilingüismo en nuestras literaturas. Este fenómeno no es nuevo
por parte de gente que ve al Paraguay como un territorio agreste e inexplorado,
y tienen razón. El territorio físico quizás ya no tenga nada más que aportar,
las cartografías están trazadas a nivel satelital pero, ¿qué pasa con lo cognitivo?
¿Cómo es que desarrollamos las ideas, los sueños y pensamientos que nos hacen
tan únicos y taciturnos de nuestros demás vecinos latinoamericanos?
Josefina Plá ya se ocupó alguna vez de nombrar aquello como “La
Paraguayidad” y Cassaccia trasciende el tiempo y el espacio con sus obras, al
comprender el enfoque de Plá al hablar de esa particularidad. Poniendo sobre la
mesa este concepto viejo en la actualidad como algo pasado de moda ¿Qué piensan
los escritores actuales al respecto? Steckbauer también pone a disposición esta
premisa a fin de plantearnos si realmente queremos deshacernos de la sopa paraguaya
y adoptar la sopa liquida, instantánea y artificial que se vende en el mercado
editorial, y si nos conviene hacerlo.
En la reciente feria del libro de Buenos Aires en un
conversatorio se preguntaban ¿qué era lo que hacía a un escritor ser nacional
de su país?, si al escribir tenían un lenguaje común, ¿por qué terminaban
siendo tan diferentes unos de otros y si esto hace valido pensar en escritores
argentinos que escriben en Paraguay y viceversa, clasificándolos por su lugar
de origen?
Hablando entre vecinos, un escritor paraguayo tendrá una
forma distinta de calibrar las palabras que usa al contar una historia de otro
escritor peruano o argentino. No creo
que las literaturas tengan nada que ver con política y sin embargo la tienen.
Si pensamos al ser humano como entidad política lo estamos viendo como un grupo
que tienen algo en común. No somos paraguayos porque nacimos en Paraguay, somos
paraguayos por el bagaje cognitivo que fuimos cosechando a lo largo del tiempo,
con nuestras experiencias comunitarias y personales. Somos las impresiones que
guardamos sobre temas comunes al ser humano, “La paraguayidad” estaría en como exteriorizamos
las experiencias únicas del ser individual a través de ese bagaje cognitivo único
y a la vez político.
Obviamente la pregunta chorrea respuestas por todos lados y
no es algo que se deba plantear con la banalidad de saber cuál es nuestro color
favorito y responder al vuelo. Cartografías Literarias del Paraguay por esta
razón se sitúa entre las lecturas indispensables para estudiosos y literatos.
Mirar a nuestra literatura desde la cúspide intelectual de la investigación, es
saber dónde estamos situados dentro de la tradición literaria universal para
así comprender nuestra valía y compromiso para con nuestro oficio de escribir,
con el fin de permear al tiempo.