En esta entrega La Narratura se adentró más aun en el vasto y agreste territorio de lo que es la literatura paraguaya, inexplorado aún por la mayoría de las mentes más luminosas que recorren la internet, y encontró uno de los tesoros desenterrados más ignotos que se pudiera imaginar el lector casual y es a la Novela negra curtida en Paraguay por contados aguerridos hasta ahora.
Pero como en este posteo vamos a abordar la novela negra en sus características y en sus títulos más representativos cronológicamente ordenados, en la continuación de este post tomaremos la segunda novela de Aldo Luberta Martinez (Mientras Asunción duerme… 2018) como modelo consumado del género.
Desde acá nos vamos a tomar un tiempo para revisar cuales son las configuraciones universales que hacen que una novela sea negra ya que dentro del género policial o negro existe una amalgama de claroscuros, que le hacen parte de una “serie negra” por así llamarla, como una forma de clasificación dentro del género y más adelante, en un siguiente posteo vamos a estar analizando la novela arriba mencionada: Mientras Asunción duerme… para fijar estos conceptos que si bien parecen un poco engorrosos sin los dones de la literatura, son bastante fáciles de identificar estando delante de una lectura consumada.
Dentro de la literatura criminal existen la:
· Novela enigma: el misterio evoluciona a una explicación racional
· Novela negra: busca dar cuenta de la realidad social de un país
· Novela suspense: mientras que en las anteriores los protagonistas eran los policías, en este género, el protagonista es la victima
· El thriller: pone al lector en tramas llenas de tensión.
· El clásico “¿quién lo hizo?”: Cuando el lector comienza a leer sabe que va a acabar bien.
Sin embargo, existen características comunes que las unen ineludiblemente dentro del marco. Una de ellas es por lo general que se desarrolla en la ciudad, la violencia que se presenta está en las calles del cono urbano. En la trama, invariablemente se usa el suspenso y el marco temporal es la sociedad contemporánea, convirtiendo a las novelas de ese género en joyas testimoniales de su época y de cómo pensaba y vivía su gente en ese espacio temporal de la historia, condicionada por su capacidad económica.
En todas las vertientes que tiene, refleja la decadencia de la sociedad capitalista desde imágenes sórdidas tanto de los protagonistas como de la forma de vida en sociedad a la que están alienados sus personajes. Utiliza un lenguaje crudo y la mayoría de las veces los crímenes se basan en arrebatos de pasión o debilidades humanas.
Hasta acá serían las características ineludibles, pero en las divisiones del subgénero hay otras características que nos ayudan a identificar correctamente a su serie de origen.
La novela policiaca tiene dos vertientes: Hablamos de novela policial clásica, cuando en el desarrollo de la trama descubrimos un registro de lenguaje culto como serían el lenguaje científico técnico, de criminología, medicina forense y derecho. Sus planteamientos son más bien psicológicos y deductivos. Mientras que en la novela policiaca negra el lenguaje es más sarcástico con el fin de poner en relieve situaciones absurdas con perspectiva crítica y de denuncia social, raras veces se situá en el campo, parámetro que es transgredido en nuestro medio paraguayo porque la ciudad no está indivisible de los conos rurales. Y aquí hacemos un alto para dar su espacio a esta característica: Es realista. Se sirve de acontecimientos que sucedieron realmente para enmarcar una trama (Por mano propia). Sin embargo, cuando estamos delante de una investigación que no deja espacios para la ficción estamos ante un nuevo género nacido dentro del género de la novela policial, y es el género periodístico narrativo, que tendrá sólo una mención especial ya que es otro género aparte dentro de la literatura criminal y que vamos a obviar para evitar confusiones.
La aparición de objetos comunes como serían un arma homicida, un asesinato sea premeditado o no y un caso sin resolver en cuyo entramado está el suspenso dosificado, hacen que este género este muy diferenciado de la novela de terror en cuyas instancias se leen eventos sobrenaturales y condimentos folclóricos que remuevan las fibras sensibles del miedo, en vez de la lógica, la intriga y la perspicacia del lector como lo hace la novela policial.
Revisando estas características y comparándolas con la realidad, Paraguay tiene mucho material para convertir a la novela policial en el género capital de su literatura, es por esta razón que la presentamos como una alternativa a la hora de escribir literatura desde una perspectiva actualizada y que en todo el mundo tiene un ejército de seguidores, como una forma de hacer visible la idea de una literatura paraguaya para el mundo.
Si bien el género policiaco comenzó a gestarse en Paraguay, en la turbulenta época stronista las primeras publicaciones del género llegaron a consagrarse por primera vez en Asunción en 1987, de la mano de Roberto Molinas Thomson con sus libros de cuentos llamados: “sin testigos” (editorial Araverá) y “Lacú y otros relatos” (cuya editorial desconocemos).
Posteriormente se ve el género cultivado desde la novela con Santiago Trias Coll un español residente en Paraguay desde 1982 hasta la fecha de su deceso en 1996. Y es desde 1989 que tenemos noticias de sus novelas de género policial impresas en tierra paraguaya ya que dicho autor tiene en su haber cinco novelas de dicho género:
· Los diez mandamientos (1989 editorial Don Bosco) ganadora del premio “Julio César Chaves”.
· Gustavo presidente (1990 editorial Ñanduti vive e intercontinental editora) ganadora del premio “Curupayty”.
· Tacumbú, infierno y gloria (1991 editorial intercontinental)
· Hechizo paraguayo (1991 editorial El Lector)
· Gustavo presidente II (1993 editorial intercontinental)
Siguiendo cronológicamente encontramos a “El último vuelo del pájaro campana” (El Lector) 1995 una novela de Andrés Colmán Gutiérrez. Que fue una sacudida para el momento editorial de ese entonces y que ya llegó a consagrarse como novela de culto dentro del género en nuestros tiempos.
Todas las mencionadas, son narrativas enmarcadas en la publicación dentro de nuestro medio paraguayo. Es sabido que muchos escritores paraguayos no residentes cultivaron la novela policial sin descanso, no como aquí que editorialmente el género quedó en el olvido narrativo, haciendo la diferencia entre olvido y desuso desde el punto de vista de las apariciones del género en las editoriales paraguayas.
Más adelante, luego de un periodo de descanso de 17 años, reaparece el género policial con una novela llamada: “la difunta aparecida” (Criterio ediciones) en el 2012 de la mano de Rubén Sapena Brugada, un nombre ominoso para la novela, si revisamos la cronología desde ésta perspectiva.
La siguiente aparición del género en su estado puro y salvaje, estuvo pospuesta por 6 años hasta el 2018 en donde aparece “Y mientras Asunción duerme…” novela escrita por Aldo Luberta Martinez (editorial Arandurã) un escritor cubano residente en Paraguay, en cuyo haber, está otra novela anteriormente escrita, llamada: “Por mano propia” (editorial Arandurã – 2012) también enmarcada dentro del género.
Actualmente, cuatro años después de aquella última publicación del género, nos topamos gratamente el 29 de abril del 2022 con la publicación de la novela policiaca llamada “Pombero” de la mano del escritor Derlis Rojas quien nos recibió cálidamente en la presentación de su libro y del que tendrán noticias también en el blog.
En esta misma semana de publicación tendrán noticias de la continuación de este género apasionante ya desde la reseña de una novela y con las preguntas y respuestas por parte de su autor que nos develará al filo de sospechas y señas cómplices como es cultivar este género.
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