viernes, 23 de febrero de 2024

Talía: Canto y luz en la poesía paraguaya.


La poética en las artes, es una de las más extravagantes formas de expresión dentro de las artes cultivadas desde el inicio de la civilización humana. Su poder se equipara a la posibilidad de la exploración anímica que rasga el inconsciente del poeta y sus lectores o escuchas hasta un lenguaje que habla en una clave que se deja intuir en la comprensión de Un otro afín. Su profundidad solo se equipara con la brevedad de sus formas, su análisis solo se ciñe al ánima de la época que se dibuja con nuevos símbolos conforme avanza nuestras interpretaciones, ya sean individuales o colectivas, como sociedad, arte y literatura.

Nélida Amabile, artista paraguaya, Caazapeña, fue una de esas mentes coronada por las pléyades artísticas desde muy temprana edad, según biógrafos autorizados. Prolífica docente en universidades y colegios dejó su legado plasmado en la historia del arte institucionalizada en el Paraguay.

Amabile supo inmortalizarse mediante su único y gran amor que fue El Arte y sus vertientes, atesorándolas hasta el último día de su vida. Sus huellas quedaron esparcidas por escuelas de arte, museos y hasta sitios arqueológicos del Perú, Argentina, México, Colombia, Estados Unidos, Chile, España, Francia, Inglaterra, Italia y Grecia.  

Encontró en la historia del arte, la pintura y el dibujo la expresión de su voz interior; es por eso que su probada valía intelectual nos deslumbró póstumamente con un libro de poemas llamado: “El cansancio de mis horas” publicado en el 2022 bajo el sello editorial de El Ateneo Paraguayo

Tener la posibilidad de comprender el mundo interior de una artista mediante el análisis de sus pensamientos y sentimientos más profundos con un poema de su autoría, es uno de los obsequios más extraños que alguien puede hacerse a sí mismo y en esta entrega de La Narratura vamos a rastrear esas lindes inexploradas del símbolo y el esclarecimiento de uno de los poemas que componen el libro de Nélida llamado: “Mañana intrascendente de noviembre”, que exhibiremos para uso y goce del lector rapaz.

Mañana intrascendente de noviembre Por Nélida Amabile.

Fue al fin de una vulgar mañana de noviembre.

El calor, las palabras, le mezquindad del ego,

Hicieron que de pronto terminaran

Seis años de silencio contenido,

Seis años que serían sombra ausente,

Soledad y memoria sumergida.

 

No quise comprender, no pude,

Lo irremediable de esta situación naciente.

Significaba andar a solas por las calles

El oculto trayecto de la vida.

Significaba desplomar recuerdos,

Huir, volver, y comenzar de nuevo.

 

Era el desierto mar de afectos sin consuelos,

De angustia y alegría entumecidas.

Era la oscura soledad creciente

Desesperando del apoyo humano.

Era mi humanidad vencida de proyectos,

Perdido el diálogo de estéril primavera.

Era el monólogo perfecto

De un inútil verano sin entrega.

20/nov/56

TALÍA.

Esta elucidación si bien es exhaustiva, termina siendo de uso más bien recreativo. Las Musas estarían encantadas con la idea de revivificar el espíritu más antiguo de la crítica en la poesía. Es importante hacer esta aclaración antes de lanzarse de lleno a esta reunión subjetivista tan dionisiaca y caprichosa.

El poema se presenta como una prosa libre, dividida en estrofas que nos presentan una introducción, un nudo interno de sensaciones, emociones y posibles escenarios que nos describen momentos, pasajes de los encuentros del yo poético con un interlocutor egoísta/egocéntrico, ambivalente en sus afectos.

Los adjetivos parecieran ser la misma cosa pero sabemos que al decir egoísta hablamos de su condición del alma, y al decir egocéntricos estamos delimitando una forma de mostrarse al mundo, parece igual pero no lo es.

Con esta estructura sucede algo: Al leer el poema detenidamente nos damos cuenta que encierra una historia contada donde se plasman los sentimientos que se arman y desarman en base a esa primera estrofa que nos situá, perfectamente en el inicio de una historia (anécdota) desde metáforas y alegorías divididas cuidadosamente, en las partes de un relato hasta la resolución o desenlace en la frase: “Un inútil verano sin entrega”

El impacto de su estética va por las figuras que utiliza para describir los estados emocionales del yo poético ante su descubrimiento en el poema sobre el sujeto. Su forma de entrever y describírnosla como una personalidad completa que se nos presenta a medias como un sol que solo se deja ver entre las hojas de los árboles.

El lenguaje que utiliza es el denotativo. La pragmática de su escritura en el empleo de la figura del verano/sol, masculino y el de la primavera/sombra, femenino para polarizar la historia nos descubre una semántica muy paraguaya y también arquetípica universal.

Si queremos ir un poco más, podríamos describir a su verano como un ser envidioso, insoportable, hablador e impulsivo con solo analizar su frase: El calor, las palabras, la mezquindad del ego. Pero que ella a pesar de todo le profesaba un afecto primaveral es cierto, pero también “estéril”. 

Cuando releemos el título, podemos interpretar respaldando la segunda línea del poema como sesión introductoria, de que el sujeto apenas evoca “una mañana de noviembre” y se cree todo un verano o también puede hacer alegoría a alguien cuya estima fue depositada generosamente, creyéndole más (todo un verano) de lo que realmente era (apenas una mañana de noviembre). Nos habla de un momento específico en donde el ocultamiento desaparece y se revela al sujeto tal cual es y cómo esto afecta el mundo interior de la autora. 


El aquí y ahora del poema nos sitúa en una mañana del 20 de noviembre de 1956. Una revelación sobre lo irremediable, el final de algo que quizás no terminaba de extinguirse. Nos remitimos de vuelta a la frase “la mezquindad del ego” adjetivación muy pasional y profundamente femenina a la hora de describir a alguien intransigente, narcisista, sin empatía hacia nuestros sentimientos y emociones de mujer. La primera estrofa nos habla de un “no deber ser” convertida en “primavera estéril”, que por fin llega a su fin luego de “seis años de silencio contenido”.

Explora un estado emocional de estancamiento “mi humanidad vencida de proyectos”, una relación perjudicial cuyo coletazo significa “huir, volver y comenzar de nuevo”, una alienación del ser para no andar “a solas por las calles” describe a la perfección su desencanto y toca un tema muy profundo como lo es la paulatina disolución de la mujer intelectual en una relación en la que tarde o temprano aparece “La mezquindad del ego”.

Me gustaría decir que este poema es netamente romántico pero los fantasmas perjudiciales de la vanagloria también aparecen en relaciones laborales, profesionales y de un mismo gremio desde las envidias.

Este sentimiento, la envidia como tema, es muy interesante y muy poco explorado, puede que por su naturaleza no sea el tópico favorito de los escritores, o su interpretación requiera de un profundo conocimiento del alma humana.

La admiración hacia alguien es la feliz entrega; se rinde ante su persona admirada. Esto es, la antítesis de la envidia y en el poema aparece traducida bajo una frase “verano sin entrega” que adjetiva en su poema Nélida a una persona envidiosa a pesar del afecto que ella le profería.

Kierkegaard en su libro “Diario de un seductor” nos habla de este sentimiento: “El envidioso no deja de amar al objeto de su admiración, sino que su rabia viene de tener una autoafirmación desdichada”.

Canaliza su rabia hacia la posibilidad de opacar al objeto de su admiración con el fin de hacer que desaparezca esa “autoafirmación negativa”. Podemos amar a alguien, pero a veces su luz nos ciega, nos humilla. 

Puede que la semilla germinal del poema sea su declaración póstuma de la comprensión de las intenciones ocultas de su entorno, exorcizar un dolor que una persona le haya causado. No puedo descartar que existan claves que nos indiquen de la identidad de esa persona por las fechas, los números y la naturaleza intimista en las descripciones de la autora plasmada en la primera estrofa. La consternación generalizada es el clima espiritual de la obra a raíz del desenlace de los hechos en el poema, por su distribución progresiva y subsiguiente acumulativa de sentimientos que llevan a una resolución final en la última estrofa.


Otro camino valido para el lector aventurado, es la interpretación desde la presentación consecutiva de los títulos de sus nueve poemas, dichas figuras consiguen otro significado más. Los poemas al ser expuestos como un diálogo entre dos extraños (Lector y poeta) que en el azar, queda como un encuentro que evoluciona hacia una amistad y va hacia algunas confidencias desinteresadas.

•             Amistad

•             Mañana intrascendente de noviembre

•             En endecasílabos

•             Tres poemas sobre un mismo motivo

•             Ayer

•             Ha regresado “El genio”

•             ¡Oh soledad!

•             No te busqué

Si las vemos con el hilo de este espectro de interpretación, nos damos cuenta que los poemas adquieren un tono narrativo que nos invitan a intuir historias anecdóticas, contadas desde las perspectivas de la autora. Las figuras literarias creadas por la poeta y que por sí sola brillan por su surrealismo, adquieren un matiz emocional y sumamente vivido. El cuerpo total de su libro de poemas brilla con una interpretación compuesta por las pequeñas frases y palabras que a su vez son inusitadamente singulares. Una técnica con un efecto sumamente peculiar para alguien que solamente tiene un libro de poemas y del que no se tiene noticia de que haya tenido una carrera literaria consumada.  

Algunos poemas tienen el espíritu de haber sido concebidos para ser leídos en voz alta, y así lograr comprender los sentimientos que encierran las figuras literarias que a su puro estilo de pintora encierran surrealismo, luces y sombras. El tema central del libro también se inclina hacia sus visiones de las relaciones humanas y sus sentimientos como mujer intelectual que se vuelve su propia musa, de allí quizás la razón de su seudónimo.

Amabile nos pinta en claro oscuros esos paisajes que quedaron anecdóticamente en la historia de una mujer paraguaya, entregada en cuerpo y alma a las labores del intelecto; retrata un clima emocional en cada poema. La complejidad de las relaciones humanas, las envidias, el afecto sea de cualquier naturaleza diluida por culpa del ego, el desencanto y las implicancias en la sensibilidad de la autora, el impacto en su mundo interior comparado a una piedra lanzada a un paño de vidrio en sus recuerdos.

Su trabajo literario nos muestra los colores predominantes de sus sentimientos e inquietudes y como ella los sobrellevaba a la sombra luminosa de su trato cotidiano. Expresa sentimientos entorno a una reflexión, nos habla de la remembranza de épocas y momentos de su vida, a sus errores acompañados de su autocrítica implacable. A veces el talento incomprendido se ofusca y puede juzgarse otro, extraño, por no poder verse reflejado en empatía a los ojos de su época; sentimientos profundos para ella empequeñecidos, pero que para nosotros lectores testifica la profunda vida interior de Nélida como mujer artista.

 

  

 

   



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