jueves, 26 de septiembre de 2024

La hora de San Blas. Ensayos sobre la profunda conciencia del ser Ava.

Cuando me hablaron de este libro por el nombre, me llamó la atención la mención el santo.  San Blas es un santo muy arraigado en la historia familiar de mi madre, tal es así que se mandó construir por pecunia de su familiar una capilla en donde el santo familiar quedó a resguardo, convirtiéndose (hasta hoy día de publicación de este articulo) en iglesia y en la que alguna vez (hace unos cien años atrás) fui bautizada en la fe católica. 

En el prefacio del libro La hora de San Blas su autora, Mara Vacchetta, nos habla de la intersección divina del santo en el fortín de Corpus Christi. Apareció en el cielo un caballero de capa dorada y espada resplandeciente que lanzando llamas, hizo huir a los indios (pag. 15). La historia me recordó mucho a la ópera de Wagner que se estrenó en la mitad de mil ochocientos llamada Lohengrin: el héroe divino es calcado. Solo que el incidente del fortín fue en mil quinientos treinta y siete.     

San Blas también es santo de la nariz,
oídos y graganta
Sobre nuestra autora, oriunda del departamento de Guairá -Villa Rica del Espíritu Santo. Mara Vacchetta Boggino es filósofa, ensayista y psicoanalísta. Actualmente es maestra rural. Trabaja desde hace más de treinta años con la Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandu (APPA) cuya institución está destinada a la difusión del psicoanálisis Freudiano y Lacaniano.

Les dejamos el siguiente enlace al blog de la entidad para los lectores rapaces http://appa-arandu.blogspot.com/

Siguiendo con la trayectoria de nuestra autora, nos cuenta que hace 20 años que está en la Alianza francesa y sus actividades y ciclos de cine alrededor del psicoanálisis.

“Cuando alguien mejora gracias al tratamiento psicoanalítico se saca esos lazos y mordazas que lo mantienen apresado; y si uno se libera de aquello gracias al psicoanálisis, entonces puede ser más útil para sí mismo, para los demás y finalmente se vuelve mejor ciudadano. ¡Qué maravilla sería que todos los paraguayos nos psicoanalizáramos! Al volvernos más consciente de nuestro inconsciente, ¡cuánta creatividad se liberaría!”. Nos confía.

El lenguaje, el pensamiento y las vicisitudes históricas han moldeado una particularidad en nuestro ser y el imaginario que creamos para contarnos a nosotros mismos una realidad en la que nos unimos perpetuamente como sociedad civil.  Mediante los estudios de Vacchetta en el campo del psicoanálisis se nos presenta a los autores, como una herramienta que nos iluminaría el camino hacia la creación. 

Comprender los mecanismos que nos inducen a pensar y expresarnos de esta o aquella manera como colectividad, asociada en idiomas y costumbres, nos ilustra una panorámica del porque algunas cosas prenden como el fuego y la pólvora y otras se empecinan en apagarse como el carbón mojado.

Los ensayos se respaldan por teorías de autores como Freud, Lacan y Heidegger. El libro se puso como objetivo aterrizarlas a cada acontecer paraguayo, creando un patrón de ideas y pensamientos conscientes e inconscientes de lo que nos mueve como colectividad. También pone de relieve, a raíz de sus observaciones, la importancia de la salud mental como forjadora creativa en las artes y la ciudadanía responsable porque es imposible tocar temas como las artes y la filosofía sin la política, al fin de cuenta somos seres sociales.

Las vertientes de las que se nutre crean una trama amplia y variada. La mención de otros autores paraguayos de diversos géneros artísticos, desde la pintura hasta la poesía, la música y la investigación nos ayudan a converger todos los enunciados hacia una realidad que observamos pero que no sabíamos cómo nombrar cuando del seudoconcepto de paraguayidad se habla entre artistas y creadores.

La intervención de otros autores hace que la obra se enriquezca no solamente de una rama y punto de vista (el de la autora) sino que las contribuciones y aportes desde el ensayo y los estudios de lingüística hacen que sus estudios y opiniones nos den una panorámica acabada de a lo que apunta la conclusión del libro, cuando nos habla de la necesidad de un rescate y redención como compromiso por parte de los “guardianes y reyes filósofos de La Republica de Platón” (cap. 5 pag. 311).

Ahora, cuando una trama es tan laboriosa e intrincada es natural tener espacios en donde el atado pudo haber sido más vigoroso y cerrado. Las observaciones tienen una perfección milimétrica de cara a las teorías y al empalme a nuestra idiosincrasia, pero me hubiese gustado que se cruce con las observaciones personales de los ensayistas. Se habla puntualmente de las posibles subjetividades dentro del entramado, pero la subjetividad podía haber sido menor si es que le ponían una pizca de calle. Soy completamente consiente que esa “pizca de calle” tiene connotaciones titánicas si estamos hablando de una sociedad que en muchos casos desconoce sobre los beneficios del psicoanálisis y la salud e higiene mental.

Arte del cap. 8 "charlando con tereré" 


Lo mejor de leer un libro como La hora de San Blas es que al concluirlo también se llega a una opinión arriesgada proveniente de la más bruta interpretación, elegir capitulo a capitulo cuales capturaron mi interés sería extenderse demasiado. Sin embargo la parte del lenguaje y la lingüística con sus teorías y hallazgos del jopara, guaraní y castellano y la historia que hay detrás de estas tres formas de expresión me remitieron a su libertad inventiva.

Se subraya la idea lacia del tiempo y espacio en nuestra idiosincrasia y como ésta se perpetúan en las expresiones coloquiales y finalmente se exterioriza en costumbre. Desde mis interpretaciones del fenómeno las explico cómo “formas de liberarse” mediante la palabra y sus usos en la comunicación. Tal vez sea una respuesta a la opresión sufrida por propios y extraños.

El objetivo final sería ser salvos de “La tiranía” por lo menos en el pensamiento, en ideas tan abstractas como el tiempo y el espacio y a su vez otorgar como un obsequio al que hable el mismo idioma, el bienestar psicológico de que él también es parte de ese espacio de libertad transitorio mediante el lenguaje compartido (principio de inmediatez, tan bien explicado en un apartado del libro).

Si, así es la obra. Capaz de ponernos a pensar y cuestionarnos nuestras propios impulsos y si realmente somos tan libres como pensamos al no conocer nuestro subconsciente. La hora de San Blas es parte de una seguidilla de libros que tipifican otros temas tales como: Del amor y el deseo (2011) Era feliz y no lo sabía, las trampas del autoritarismo (2006) y otros siete libros más con la misma premisa: teorizar en las corrientes universales del psicoanálisis a nuestra sociedad paraguaya y ¿por qué no?, encontrar al final la llave perdida de nuestra creatividad identitaria.

jueves, 13 de junio de 2024

Narración, Macrotexto y sopa paraguaya.


El fenómeno de la literatura paraguaya parece embelesar a los extranjeros que la encuentren de forma accidental en este peregrinar por las letras latinoamericanas. Se presenta como un aparecido que promete un tesoro al que lo siga. Y este habrá sido el caso de Sonja Steckbauer que mediante una “Cartografía literaria del Paraguay”, título que le da a su libro, aborda los ejes temáticos que le dan esa amalgama única a nuestra literatura.

La presentación se hizo en febrero de este mismo año (2024) bajo el sello editorial de Intercontinental y en cuyas sucursales están disponibles para la venta. 

Desgrana la trayectoria literaria paraguaya desde un enfoque histórico, en literatura fundacional versus post fundacional, creando una línea del tiempo de las principales obras que marcaron un hito dentro de las temáticas abordadas por los escritores paraguayos como un resultado de los avatares políticos sufridos por la colectividad o vivenciados por sus autores.

La noción resulta sugestiva porque se refiere a la idea bien manejada por todos; que la literatura es un espejo del inconsciente de una sociedad. El meollo de esta innovación es que se plantea cómo es que hubo independencia en Paraguay si la sociedad paraguaya no tenía literatura conocida durante la corona española. Es más, el testimonio fundacional conocido fue escrito por Mariano Roque Molas con fecha de 1868 (siglo XIX), cincuenta y siete años después de la independencia paraguaya. Este dato tiene como resultado que abiertamente se pueda hablar de una literatura fundacional recién a mitad del siglo XX.

Este fenómeno de usar a la ficción como un maridaje hacia la libertad se pudo apreciar en todas las demás literaturas de nuestros países vecinos pero en Paraguay la historia es distinta, aquí eso no se constata en ningún documento histórico. Entonces, si nadie leía sobre la libertad, romantizándola con énfasis, a fin de que pudiera germinar esa semilla ¿Cómo es que logramos pensar en la posibilidad de conquistarla, de alcanzar aquel ideal tan elevado?  Al poner de relieve esta perspectiva comprendemos el peso del contenido de estos estudios literarios y que una vez más, nada tiene que ver la extensión con la profundidad de una obra ya que el libro es ligero y ágil en su lectura con menos de doscientas páginas a cuestas.


Lo que se me ocurre burdamente, es que a raíz de que la sociedad paraguaya siempre ha sido esencialmente oral las ensoñaciones de libertad se gestaban mediante fábulas contadas en rondas de mate criollo, que la lista exclusiva de textos que arribaban a La Provincia, como Josefina Pla nos ilustra en sus ensayos sobre la historia del libro paraguayo, no eran tan rigurosos para algunos sectores sociales. Justificando estas gestas de libertad e independencia, ¿cómo es que el oré ha peê se distinguió tan ferozmente en la psique colectiva? Y como recientemente se han planteado los eruditos e historiadores, ¿que cantaban en guaraní mientras hacían sus labores los paraguayos del siglo XIX y que despertó esa ensoñación de independencia?

Según el filósofo coreano alemán Byung Chul Han en su teoría sobre la crisis de la narración, la sociedad actual experimenta una crisis en su identidad colectiva: Explicando sintéticamente es que las sociedades anteriores a la civilización expresaban sus inquietudes y deseos mediante la narración y la oralidad, creando un tejido que permeaba a las generaciones en un mismo sentimiento común. Mediante estas narraciones es que se lograron las culturizaciones que a su vez nos dieron como sociedad (paraguaya por ejemplo), la herboristería, cosmogonías y pautas de vida social. Esto es lo que crea comunidad y simbiosis.



Bueno, en la actualidad esa transmisión por experiencia de vida no existe, tenemos la obligación de vivir nuestra colectividad desde la individualidad en una sociedad hiperconectada y consumista, que vive para la satisfacción efímera, pero que en contraposición se halla terriblemente sola, este es el coletazo residual de esa teoría de la crisis de la narración y que no parece estar muy alejada de la realidad critica que atravesamos como civilización pensante. A la luz de esta teoría sobre la crisis de la narración podemos justificar porque nuestros ancestros la tenían tan clara a la hora de priorizar su bienestar en la línea del tiempo, no es de extrañar sus logros porque eran conscientes de su condición de animales políticos entorno a una ronda de mate o tereré y es así como adquirieron conciencia de la necesidad de libertad e independencia porque al fin de cuentas dos cabezas piensan (e idean) mejor que una.  

Siguiendo la línea investigativa de Steckbauer: que una corriente literaria específica da pie a acontecimientos sociales, políticos y culturales trascendentes, pone a prueba su teoría con autores que por su temática desarrollada en ese espacio de tiempo, marcaron la serie literaria de la sociedad paraguaya de ese entonces con las “literaturas libertarias”.

Esta teoría se sitúa sobre las novelas escritas. Los rasgos comunes de los personajes son la opresión y como la sobrellevan; el asedio constante y violador a los ciudadanos, o del otro lado de la frontera, a los exiliados y su deseo de volver a un país que prácticamente solo existe en sus recuerdos, porque la realidad ya era otra. Era el inconsciente colectivo de la época y tal como se pone de cualidad, eran la radiografía de un descontento social que ya traspasaba los estratos culturales.


El enfoque investigativo de Sonja va más hacia las novelas porque según explica en la introducción de su libro, fue uno de los géneros que menos mecanismo de represión tuvo que atravesar en comparación al teatro que como era de alcance más populoso era un arma propagandística y libertaria por naturaleza al que el régimen temía.  Sin embargo, también tenemos noticia de poemarios completos como los de Carmen Soler o Elvio Romero que también aportan peso a la teoría de la “literatura libertaria”, pero a los que ella no tuvo acceso porque es austriaca y solamente le llegan los libros que se les manda expresamente o que ella tuvo que venir a buscar a Paraguay. Hay tanto que escribir, sobre tantas ramas inexploradas…  Creo que es conveniente subrayar como es que la difusión editorial tiene un papel preponderante en la trascendencia de las obras y como su huella invisible también crea estampas en la historiografía literaria de un país.

Cartografías literarias del Paraguay es uno de los tantos trabajos investigativos que Sonja Steckbauer ha publicado sobre el Paraguay, el guaraní, y el bilingüismo en nuestras literaturas. Este fenómeno no es nuevo por parte de gente que ve al Paraguay como un territorio agreste e inexplorado, y tienen razón. El territorio físico quizás ya no tenga nada más que aportar, las cartografías están trazadas a nivel satelital pero, ¿qué pasa con lo cognitivo? ¿Cómo es que desarrollamos las ideas, los sueños y pensamientos que nos hacen tan únicos y taciturnos de nuestros demás vecinos latinoamericanos?

Josefina Plá ya se ocupó alguna vez de nombrar aquello como “La Paraguayidad” y Cassaccia trasciende el tiempo y el espacio con sus obras, al comprender el enfoque de Plá al hablar de esa particularidad. Poniendo sobre la mesa este concepto viejo en la actualidad como algo pasado de moda ¿Qué piensan los escritores actuales al respecto? Steckbauer también pone a disposición esta premisa a fin de plantearnos si realmente queremos deshacernos de la sopa paraguaya y adoptar la sopa liquida, instantánea y artificial que se vende en el mercado editorial, y si nos conviene hacerlo.   

En la reciente feria del libro de Buenos Aires en un conversatorio se preguntaban ¿qué era lo que hacía a un escritor ser nacional de su país?, si al escribir tenían un lenguaje común, ¿por qué terminaban siendo tan diferentes unos de otros y si esto hace valido pensar en escritores argentinos que escriben en Paraguay y viceversa, clasificándolos por su lugar de origen?

Hablando entre vecinos, un escritor paraguayo tendrá una forma distinta de calibrar las palabras que usa al contar una historia de otro escritor peruano o argentino.  No creo que las literaturas tengan nada que ver con política y sin embargo la tienen. Si pensamos al ser humano como entidad política lo estamos viendo como un grupo que tienen algo en común. No somos paraguayos porque nacimos en Paraguay, somos paraguayos por el bagaje cognitivo que fuimos cosechando a lo largo del tiempo, con nuestras experiencias comunitarias y personales. Somos las impresiones que guardamos sobre temas comunes al ser humano, “La paraguayidad” estaría en como exteriorizamos las experiencias únicas del ser individual a través de ese bagaje cognitivo único y a la vez político.  

Obviamente la pregunta chorrea respuestas por todos lados y no es algo que se deba plantear con la banalidad de saber cuál es nuestro color favorito y responder al vuelo. Cartografías Literarias del Paraguay por esta razón se sitúa entre las lecturas indispensables para estudiosos y literatos. Mirar a nuestra literatura desde la cúspide intelectual de la investigación, es saber dónde estamos situados dentro de la tradición literaria universal para así comprender nuestra valía y compromiso para con nuestro oficio de escribir, con el fin de permear al tiempo.  

viernes, 8 de marzo de 2024

Literatura hecha por paraguayas. Más que solo un género demostrativo

Actualmente, la literatura paraguaya tiene peldaños repetidos que la conforman: En el aspecto político, la narrativa recrudece los recuerdos históricos y anecdóticos, es decir, hace un traspié eterno en las mellas psicológicas de la dictadura en la psique colectiva, protagonistas de tramas que los autores buscan exorcizar y que en este sentido no fueron las letras escritas por mujeres la excepción.   

A estas alturas, nos abocaremos a la literatura hecha por mujeres que no es lo mismo, que la literatura feminista. Tendremos en cuenta dos géneros que son polos opuestos; la realista y la neofantástica.

Como expositora de la literatura realista escrita por mujeres tenemos a Luz Saldívar que es una de las revelaciones en la narrativa paraguaya del siglo XXI, su trayectoria en el teatro, la docencia y el campo de la filosofía hacen de ella un referente cuando del pensamiento femenino (en lo cotidiano) quisiéramos ahondar.

Nos revela el mundo interior femenino que se esconde a la vista, retomando las tramas psicológicas en donde explora las relaciones interpersonales y las figuras del opresor y el oprimido, no cómo figuras políticas sino como una relación de poder en las complejidades humanas, más allá de los géneros. Se encierran en sí misma y da forma a los amores furtivos y a las astucias que le permitieron sobrevivir en el anonimato del mundo doméstico. Nos descubre una parte de la naturaleza femenil, evolucionando hoy por hoy hacia la literatura como un fin en sí misma, tal es el caso de los cuentos intimistas de su libro “Odio strawberry fields forever y otros cuentos” publicado en el 2017 bajo el amparo de la editorial Arandurã , consta de nueve cuentos que se abocan al enfrentamiento de los protagonistas con el entorno o desde sus márgenes filosóficas desde el ego contra la realidad.

Sus cuentos presentan a la actualidad pero no se encierran en un tiempo definido, los espacio físicos suburbanos, la oficina, un dormitorio son como las evocaciones de los recuerdos en la mente, pequeños fragmentos que nos dejan entrever las tramas, siempre atravesadas por el dominio de los sentimientos, ilustrando con sus cuentos cómo nuestra existencia puede estar subyugada a las pasiones a pesar de lo que pudiera pasar en el exterior de la cotidianeidad. El toque novedoso lo da sin la necesidad de hacer mella en las memorias políticas para ilustrar esa relación de codependencia tóxica que a veces se puede adivinar en el universo femenino.

Viendo esto desde una perspectiva sociológica, ¿cual habrá sido primera, las relaciones políticas tóxicas, o las relaciones interpersonales tóxicas subieron al poder? ¿Se puede hablar de que lo políticamente aceptado también hace su gala en las relaciones personales o familiares de un pueblo? Yo creo que sí, la literatura paraguaya es un testimonio de como permea la política, la sociedad y la cultura en las tramas, salpicando géneros y buscando renovarse a pesar de la repetición.

Luz Saldivar.
 Actriz, docente y filósofa

Volviendo al libro de cuentos de Saldivar, su lenguaje es sencillo en unas y no desprovisto de ideas complejas en otras, se ostenta como la rúbrica de un arte conformado por las huellas diarias de un mundo interno con el mismo género. Un mundo que la literatura femenina se encarga de plasmar con palabras conforme a su experiencia para la posteridad literaria de un país en donde, si bien ha registrado un incremento de las mujeres que escriben, todavía experimenta la solapada indiferencia a su trabajo literario en materia narrativa. 

Sin embargo, esto no ha hecho mella en la producción actual y cada vez se van engrosando más las nóminas con nombre de mujer, que han ganado premios y concursos desde la profundidad de sus obras. Integrando una saludable diversidad en la literatura paraguaya del último siglo, con sus tramas, géneros y temáticas, muy alejadas ya del tema inicial de las persecuciones políticas y sus personajes anónimos encarnados en las figuras de sus cónyuges.  Atrás quedó por suerte, eso de encarar a la escritura como un escape psicológico del rapto eterno de las sabinas y que por las noches nunca se animaron a escapar de sus maridos.

Siguiendo las bifurcaciones del tema hacía otro tipo de tramas, nos adentramos a las incursiones de movimientos literarios renovadores, como alarde de la diversidad que se gesta desde la literatura hecha por mujeres y que valen ser distinguidas por sus aportes al tapiz paraguayo.

Con la irrupción del movimiento neofantástico en la literatura paraguaya, tenemos el trabajo de Mabel Pedrozo escritora fallecida en el 2022 con una prolífica carrera desde su estilo personal. Su libro de cuento “Los bultos”, publicado en el 2012 bajo el sello editorial de Criterio ediciones. Está conformado por quince cuentos cuyo hilo conductor es un movimiento literario muy poco observado en la narrativa anterior y que hizo su irrupción con este libro. 

Asomarse al trabajo de Mabel Pedrozo es como mirar las aguas profundas de un pozo en el que se refleja la luna. Pedrozo en sus cuentos nos retrata las casas antiguas de Asunción, envueltas en melancolía y secretos, trata de abarcar una realidad absoluta en la que incluya el cuerpo material y el abstracto de sus protagonistas.

El género que estampó en este trabajo es uno que es relativamente nuevo, su nombre fue acuñado en 1975 como “movimiento neofantástico”, que se caracteriza por asumir a la realidad como una máscara que oculta una segunda realidad, a la que Pedrozo indaga y nos sumerge.

La presencia de las voces narrativas empleadas por ella; desde la tercera persona hasta el yo protagonista, establece un pacto con su lector, a partir del cual ahondamos de su mano, en un nuevo ambiente que se va desvelando imperceptiblemente hasta las lindes del surrealismo en unas veces, en otras, hasta el límite de no plantearnos preguntas sobre la naturaleza del hecho o sobre la ambigüedad de los finales de sus cuentos, precisamente por la belleza de las imágenes literarias a las que nos sumerge con el viaje lisérgico de su narrativa.

Mabel Pedrozo.
Abogada, periodísta
 (1965 - 2022)

Los escenarios recurrentes, son los paisajes anímicos de los protagonistas de su obra. Lo neofantástico concibe a la realidad donde se puede observar esa otra realidad; esa es la trama principal del libro de Pedrozo donde incursionan elemento insólito a la vida cotidiana de sus personajes, haciendo que el concepto de realidad sea ambiguo e inquietante. Pero no por tener estos condimentos llega a tener la temática de lo sobrenatural al excluir al miedo en esta obra en específico.   

Las letras escritas por mujeres es como su nombre lo dice, una forma distinta de encarar a la literatura. Entrevé una perspectiva distinta de la literatura tradicionalista que no repara en cosas que la literatura escrita por mujeres atesora y convierte en otra forma de narrar y crear, aportando esa diversidad infinita que solamente se compara con la capacidad inventiva del ser humano al integrar la totalidad de sus dos ambivalencias en pos de un todo.  

La incursión del neofantástico en la literatura paraguaya y que cultivó prolíficamente en sus escritos es una de las razones por las que quise nombrar a las obras de Mabel Pedrozo y por pintarnos el panorama emocional del género femenino la narrativa sensitiva e intimista de Luz Saldívar

Sus demás colegas femeninas hurgan la temática de la alienación del género y el exilio de forma recurrente y sistemática, sin llegar a consagrarse en el lado de la literatura femenina entendida ésta como la literatura del mundo interior y los sentimientos femeninos (Luz Saldivar) ni como literatura feminista, clasificada ésta como la directamente militante hacia una crítica social (Carmen Soler).

Escribir siendo mujer es un trabajo vigoroso que requiere de una constante observación de sus colegas, agregándole experiencias propias con la confianza suficiente como para no quedar a medio camino de ser medio femenina o medio feminista.

Arriesgarse a un amago tímido, cuyo impulso queda sin fuerzas en la consagración de las obras, es dejar a la escritura de mujeres apenas como una forma de exorcizar malos recuerdos. Retrocediendo en los nuevos bríos que ha comenzado a tomar la literatura paraguaya, no acompañando la originalidad literaria de sus colegas masculinos, en el tratamiento de nuevas aristas, temáticas y movimientos para ilustrar el mundo interior de la narrativa paraguaya.  Desafío que Saldívar y Pedrozo, esquivaron con la gracia y elegancia de dos gacelas para formar parte de la verdadera originalidad narrativa en la literatura paraguaya.

 

viernes, 23 de febrero de 2024

Talía: Canto y luz en la poesía paraguaya.


La poética en las artes, es una de las más extravagantes formas de expresión dentro de las artes cultivadas desde el inicio de la civilización humana. Su poder se equipara a la posibilidad de la exploración anímica que rasga el inconsciente del poeta y sus lectores o escuchas hasta un lenguaje que habla en una clave que se deja intuir en la comprensión de Un otro afín. Su profundidad solo se equipara con la brevedad de sus formas, su análisis solo se ciñe al ánima de la época que se dibuja con nuevos símbolos conforme avanza nuestras interpretaciones, ya sean individuales o colectivas, como sociedad, arte y literatura.

Nélida Amabile, artista paraguaya, Caazapeña, fue una de esas mentes coronada por las pléyades artísticas desde muy temprana edad, según biógrafos autorizados. Prolífica docente en universidades y colegios dejó su legado plasmado en la historia del arte institucionalizada en el Paraguay.

Amabile supo inmortalizarse mediante su único y gran amor que fue El Arte y sus vertientes, atesorándolas hasta el último día de su vida. Sus huellas quedaron esparcidas por escuelas de arte, museos y hasta sitios arqueológicos del Perú, Argentina, México, Colombia, Estados Unidos, Chile, España, Francia, Inglaterra, Italia y Grecia.  

Encontró en la historia del arte, la pintura y el dibujo la expresión de su voz interior; es por eso que su probada valía intelectual nos deslumbró póstumamente con un libro de poemas llamado: “El cansancio de mis horas” publicado en el 2022 bajo el sello editorial de El Ateneo Paraguayo

Tener la posibilidad de comprender el mundo interior de una artista mediante el análisis de sus pensamientos y sentimientos más profundos con un poema de su autoría, es uno de los obsequios más extraños que alguien puede hacerse a sí mismo y en esta entrega de La Narratura vamos a rastrear esas lindes inexploradas del símbolo y el esclarecimiento de uno de los poemas que componen el libro de Nélida llamado: “Mañana intrascendente de noviembre”, que exhibiremos para uso y goce del lector rapaz.

Mañana intrascendente de noviembre Por Nélida Amabile.

Fue al fin de una vulgar mañana de noviembre.

El calor, las palabras, le mezquindad del ego,

Hicieron que de pronto terminaran

Seis años de silencio contenido,

Seis años que serían sombra ausente,

Soledad y memoria sumergida.

 

No quise comprender, no pude,

Lo irremediable de esta situación naciente.

Significaba andar a solas por las calles

El oculto trayecto de la vida.

Significaba desplomar recuerdos,

Huir, volver, y comenzar de nuevo.

 

Era el desierto mar de afectos sin consuelos,

De angustia y alegría entumecidas.

Era la oscura soledad creciente

Desesperando del apoyo humano.

Era mi humanidad vencida de proyectos,

Perdido el diálogo de estéril primavera.

Era el monólogo perfecto

De un inútil verano sin entrega.

20/nov/56

TALÍA.

Esta elucidación si bien es exhaustiva, termina siendo de uso más bien recreativo. Las Musas estarían encantadas con la idea de revivificar el espíritu más antiguo de la crítica en la poesía. Es importante hacer esta aclaración antes de lanzarse de lleno a esta reunión subjetivista tan dionisiaca y caprichosa.

El poema se presenta como una prosa libre, dividida en estrofas que nos presentan una introducción, un nudo interno de sensaciones, emociones y posibles escenarios que nos describen momentos, pasajes de los encuentros del yo poético con un interlocutor egoísta/egocéntrico, ambivalente en sus afectos.

Los adjetivos parecieran ser la misma cosa pero sabemos que al decir egoísta hablamos de su condición del alma, y al decir egocéntricos estamos delimitando una forma de mostrarse al mundo, parece igual pero no lo es.

Con esta estructura sucede algo: Al leer el poema detenidamente nos damos cuenta que encierra una historia contada donde se plasman los sentimientos que se arman y desarman en base a esa primera estrofa que nos situá, perfectamente en el inicio de una historia (anécdota) desde metáforas y alegorías divididas cuidadosamente, en las partes de un relato hasta la resolución o desenlace en la frase: “Un inútil verano sin entrega”

El impacto de su estética va por las figuras que utiliza para describir los estados emocionales del yo poético ante su descubrimiento en el poema sobre el sujeto. Su forma de entrever y describírnosla como una personalidad completa que se nos presenta a medias como un sol que solo se deja ver entre las hojas de los árboles.

El lenguaje que utiliza es el denotativo. La pragmática de su escritura en el empleo de la figura del verano/sol, masculino y el de la primavera/sombra, femenino para polarizar la historia nos descubre una semántica muy paraguaya y también arquetípica universal.

Si queremos ir un poco más, podríamos describir a su verano como un ser envidioso, insoportable, hablador e impulsivo con solo analizar su frase: El calor, las palabras, la mezquindad del ego. Pero que ella a pesar de todo le profesaba un afecto primaveral es cierto, pero también “estéril”. 

Cuando releemos el título, podemos interpretar respaldando la segunda línea del poema como sesión introductoria, de que el sujeto apenas evoca “una mañana de noviembre” y se cree todo un verano o también puede hacer alegoría a alguien cuya estima fue depositada generosamente, creyéndole más (todo un verano) de lo que realmente era (apenas una mañana de noviembre). Nos habla de un momento específico en donde el ocultamiento desaparece y se revela al sujeto tal cual es y cómo esto afecta el mundo interior de la autora. 


El aquí y ahora del poema nos sitúa en una mañana del 20 de noviembre de 1956. Una revelación sobre lo irremediable, el final de algo que quizás no terminaba de extinguirse. Nos remitimos de vuelta a la frase “la mezquindad del ego” adjetivación muy pasional y profundamente femenina a la hora de describir a alguien intransigente, narcisista, sin empatía hacia nuestros sentimientos y emociones de mujer. La primera estrofa nos habla de un “no deber ser” convertida en “primavera estéril”, que por fin llega a su fin luego de “seis años de silencio contenido”.

Explora un estado emocional de estancamiento “mi humanidad vencida de proyectos”, una relación perjudicial cuyo coletazo significa “huir, volver y comenzar de nuevo”, una alienación del ser para no andar “a solas por las calles” describe a la perfección su desencanto y toca un tema muy profundo como lo es la paulatina disolución de la mujer intelectual en una relación en la que tarde o temprano aparece “La mezquindad del ego”.

Me gustaría decir que este poema es netamente romántico pero los fantasmas perjudiciales de la vanagloria también aparecen en relaciones laborales, profesionales y de un mismo gremio desde las envidias.

Este sentimiento, la envidia como tema, es muy interesante y muy poco explorado, puede que por su naturaleza no sea el tópico favorito de los escritores, o su interpretación requiera de un profundo conocimiento del alma humana.

La admiración hacia alguien es la feliz entrega; se rinde ante su persona admirada. Esto es, la antítesis de la envidia y en el poema aparece traducida bajo una frase “verano sin entrega” que adjetiva en su poema Nélida a una persona envidiosa a pesar del afecto que ella le profería.

Kierkegaard en su libro “Diario de un seductor” nos habla de este sentimiento: “El envidioso no deja de amar al objeto de su admiración, sino que su rabia viene de tener una autoafirmación desdichada”.

Canaliza su rabia hacia la posibilidad de opacar al objeto de su admiración con el fin de hacer que desaparezca esa “autoafirmación negativa”. Podemos amar a alguien, pero a veces su luz nos ciega, nos humilla. 

Puede que la semilla germinal del poema sea su declaración póstuma de la comprensión de las intenciones ocultas de su entorno, exorcizar un dolor que una persona le haya causado. No puedo descartar que existan claves que nos indiquen de la identidad de esa persona por las fechas, los números y la naturaleza intimista en las descripciones de la autora plasmada en la primera estrofa. La consternación generalizada es el clima espiritual de la obra a raíz del desenlace de los hechos en el poema, por su distribución progresiva y subsiguiente acumulativa de sentimientos que llevan a una resolución final en la última estrofa.


Otro camino valido para el lector aventurado, es la interpretación desde la presentación consecutiva de los títulos de sus nueve poemas, dichas figuras consiguen otro significado más. Los poemas al ser expuestos como un diálogo entre dos extraños (Lector y poeta) que en el azar, queda como un encuentro que evoluciona hacia una amistad y va hacia algunas confidencias desinteresadas.

•             Amistad

•             Mañana intrascendente de noviembre

•             En endecasílabos

•             Tres poemas sobre un mismo motivo

•             Ayer

•             Ha regresado “El genio”

•             ¡Oh soledad!

•             No te busqué

Si las vemos con el hilo de este espectro de interpretación, nos damos cuenta que los poemas adquieren un tono narrativo que nos invitan a intuir historias anecdóticas, contadas desde las perspectivas de la autora. Las figuras literarias creadas por la poeta y que por sí sola brillan por su surrealismo, adquieren un matiz emocional y sumamente vivido. El cuerpo total de su libro de poemas brilla con una interpretación compuesta por las pequeñas frases y palabras que a su vez son inusitadamente singulares. Una técnica con un efecto sumamente peculiar para alguien que solamente tiene un libro de poemas y del que no se tiene noticia de que haya tenido una carrera literaria consumada.  

Algunos poemas tienen el espíritu de haber sido concebidos para ser leídos en voz alta, y así lograr comprender los sentimientos que encierran las figuras literarias que a su puro estilo de pintora encierran surrealismo, luces y sombras. El tema central del libro también se inclina hacia sus visiones de las relaciones humanas y sus sentimientos como mujer intelectual que se vuelve su propia musa, de allí quizás la razón de su seudónimo.

Amabile nos pinta en claro oscuros esos paisajes que quedaron anecdóticamente en la historia de una mujer paraguaya, entregada en cuerpo y alma a las labores del intelecto; retrata un clima emocional en cada poema. La complejidad de las relaciones humanas, las envidias, el afecto sea de cualquier naturaleza diluida por culpa del ego, el desencanto y las implicancias en la sensibilidad de la autora, el impacto en su mundo interior comparado a una piedra lanzada a un paño de vidrio en sus recuerdos.

Su trabajo literario nos muestra los colores predominantes de sus sentimientos e inquietudes y como ella los sobrellevaba a la sombra luminosa de su trato cotidiano. Expresa sentimientos entorno a una reflexión, nos habla de la remembranza de épocas y momentos de su vida, a sus errores acompañados de su autocrítica implacable. A veces el talento incomprendido se ofusca y puede juzgarse otro, extraño, por no poder verse reflejado en empatía a los ojos de su época; sentimientos profundos para ella empequeñecidos, pero que para nosotros lectores testifica la profunda vida interior de Nélida como mujer artista.

 

  

 

   



martes, 6 de febrero de 2024

Helio Vera hasta en la sopa.

Hablar del ensayo narrativo en nuestra literatura nos llevaría de regreso a los albores del siglo XX. Sin embargo, pensar en el ensayo narrativo como una posibilidad para la construcción de la sociedad del siglo XXI aún me parece viable a pesar de la lejanía de aquel principio de siglo, en dónde todo se originó con la aparición novecentista.

En el más acá, en un revisionismo literario del género, es válido respaldar mi teoría desde un referente que supo trascender los distintos estratos sociales y porque no culturales de la sociedad paraguaya, con sus inquietudes, posibles reformas y cuyos trabajos sirven hasta hoy como testimonio de una idiosincrasia de la época que en la actualidad poco o nada cambió a pesar del tiempo.


Helio Vera es uno de los referentes citados cuando volvemos la mirada hacia la literatura paraguaya, socialmente consagrada como clásica.

En 1990 fue el contexto histórico en que resurgió el ensayo narrativo de Helio Vera como herramienta reformista. Las restricciones dictatoriales a la libertad del pensamiento habían sido derrocadas el año anterior. Al poner de relieve esas restricciones y las conquistas que superamos como sociedad paraguaya, quiero hacerme la pregunta de ¿cuáles son las restricciones en la actualidad, en el inicio de este 2024, que no permite el florecimiento del pensamiento paraguayo con respecto a temas relevantes, tanto social como culturalmente hablando? ¿Por qué a pesa de tener esta explosión de géneros y autores no vemos amalgamas de pensamientos, tesituras y teorías en la literatura de la actualidad? Una respuesta que se me atraviesa es que quizás Helio Vera no hizo sus apuntes ensayísticos con el fin de crear un espejo sociocultural en el que sentarse a mirar, sino que solamente era un tipo muy divertido que quiso reírse un poco a expensas de lo que observaba y que nosotros “los estudiosos ociosos” comenzamos a ver fantasmas en los espejos de agua que dejaban su inventiva literaria. Sin embargo, esta respuesta tenía un sesgo que más tarde descubrí para mi alivio.   

Con aquella declaratoria de libertad de pensamiento es que vino el libro de Helio Vera, “En busca del hueso perdido”, nombre que si bien esta explicado en el prólogo, para la historia literaria el nombre adquirió voz y significado propio como una invitación para retomar esa búsqueda del paraguayo de encontrarse a sí mismo.

El tono bromista de sus ensayos estaba pronunciado desde las primeras páginas para el lector que se atreviera a indagar entre sus inventivas y ocurrencias. Con el tiempo su libro se posicionó como un tratado de vanagloria intelectual. El triunfo de la intelectualidad paraguaya por sobre las vicisitudes de la dictadura impuesta en décadas anteriores a la libertad de expresión, de escribir, de reírse de uno mismo y de sus pares.

Si miramos el antecedente de nuestra literatura nos adentramos a un periodo en el que Paraguay estaba usando su literatura como una herramienta de resistencia y denuncia social. Haciendo este revisionismo ya nos damos cuenta que la obra de Helio Vera “En busca del hueso perdido” ya fue una saludable bifurcación de los temas recurrentes de sus contemporáneos en los años noventa, por la adopción de un tono jocoso para el abordaje de su libro y por la temática emprendida al estudio del paraguayo en su entorno social (paraguayidad), lejos de encorsetadas tesituras como la moral y la ética, pintando una forma de hacer las cosas que van más por las prácticas costumbristas de un mundo que estaba en todas partes, pero del que nadie se atrevía a hablar abiertamente a raíz del régimen imperante.


Al enumerar estas observaciones nos damos cuenta de que su elección del género y la temática de su libro no estaban absueltas de intensión y fuerza de voluntad, como más arriba quise justificar la carencia en la actualidad de ensayos de similar naturaleza.

Hay algo que es muy válido resaltar también y es que los retratos del paraguayo y su forma de hacer las cosas no estaban hechos desde la vulgaridad y la chabacanería. Una parodia es la caricatura de un ser real, no una ridiculización de sus ademanes y defectos con el fin de hacer reír a los demás como vemos en las redes sociales mediante dramatizaciones. Hacer esa salvedad puede que marque la diferencia entre lo que es gracioso y lo que genuinamente nos dé material que pensar con respecto a nuestros defectos como sociedad.  

La temática del libro nos pone en jaque por las disciplinas de las que se sirvió para nutrirse, tales como: la antropología cultural, la sociología, la historia, sin contar con la observación implícita en su carácter de escritor para poder hilvanar todas esas asignaturas en el tema de su libro y así como en su caso dejar un material imperecedero para las letras paraguayas como lo fue el tema abordado, su género y forma de encarar sus escritos, desde explicaciones acomodadas a nuestra cotidianeidad, valiéndose de disciplinas que en Paraguay se estudian vagamente, restándole su valor capital al no institucionalizarlas en todas las universidades, como es el caso de la antropología y la sociología, pero dejando de manifiesto su obra para futuras referencias a los estudiosos que se animen a adentrarse en la psique de toda una colectividad.

Sus escritos tienen capas de interpretación que se amoldan al entendimiento de sus interlocutores, las imágenes y figuras sí dan risa, pero sus ideas expuestas en causas y efectos invitan a observarse un poco más, como un libro anecdotario en el que vernos reflejados y tratar de enderezar los reglones de nuestros defectos como sociedad.

Una temática muy poco explorada hasta ahora en la literatura paraguaya y que nos invitan como individuos sociales a plantearnos que es lo que estamos consumiendo y hasta qué punto es bueno esa habilidad paraguariensis de adaptarnos y sobrevivir a las hostilidades culturales en post de ser aceptados, sin ponerles ese freno racional que solo se puede alcanzar mediante la culturización.

Siguiendo con su libro “En busca del hueso perdido” en el expone ensayos en los que trata de comprender el porqué de esas costumbres paraguayas, exponiéndolas a la luz con un tono humorístico sarcástico, (¿con que tono si no fuera con ese, se tomaría las tesituras de sus observaciones de calle?)  Mucho más marcado que en el segundo tomo y no por eso menos palpables y reales. Utilizando vocablos en guaraní para nombrar esas aristas de la personalidad paraguaya que nunca fueron documentadas, más que en las conversaciones colectivas y que adquieren peso con el paso del tiempo, al ser plasmadas en sus libros como un testimonio sociocultural.

Helio Vera en vida había gozado de su fama como escritor y al plantar su bandera en aquellos terrenos, no se imaginó que hasta hoy día daría que hablar con sus libros. 

“El país de la sopa dura” fue publicada en el 2010 dos años después de su muerte bajo el sello editorial de Servilibro, consta de veintinueve enunciados ensayísticos sobre los aspectos sociales más rezagados en estudio por parte “del homo paraguayensis”. Quedando por su innovación como la declaratoria final y consagración de sus convicciones expuestas en su libro primero: En busca del hueso perdido de 1990.

Ambos volúmenes, partes de la saga “El tratado de la Paraguayología”. Estos títulos tienen la particularidad que al ser sometidos a un marco comparativo podemos ser testigos del nacimiento en la comprensión de una mente de su posición en el espacio que habita, no solo como ser individual sino como colectividad. Cosa que a pesar de los años de esta eureka, en la actualidad la sociedad paraguaya poco o nada ha despertado en conciencia de sí misma y la orilla que habita en esta parte del mundo.


En “El país de la sopa dura”, expuso teorías relativamente actuales de antropología y psicología social, adaptándolas a nuestra identidad nacional para exponer su preocupación por la apatía en las investigaciones científicas y abandonarnos a la improvisación.

Se fijó en los peligros del mestizaje cultural si es que no se hacía un rescate por parte de “una sana política cultural” en post de salvaguardar “la personalidad base” del “Ser nacional”. Una observación que estuvo adelantada a su época y que en la actualidad solo se compara con la velocidad con que se deforestan nuestros bosques y el auge del internet.

En la actualidad ese abandono a la improvisación que Vera ya había observado nos está costando la autoría intelectual y cultural de cosas que por nuestra apatía en documentarnos como cultura, van cayendo en manos de países vecinos que respaldan sus apropiaciones culturales con documentos que muchas veces están omitiendo sus fuentes en post de acrecentar el acervo cultural del que en unas carecen y del otro aborrecen por sus raíces paraguayas. 

Una cosa que es muy válida de subrayar es que aquello del tratado de paraguayología” empezó como una broma, pero terminó siendo de importancia capital para su autor. Estamos tan acostumbrados a decir que el paraguayo no lee como una muleta que usamos para solapar otras carencias, que la idea de una favorable tirada de libros ensayísticos bien sirve para ejemplificar. Las tiradas de ambos libros portan un saludable número, “En busca del hueso perdido” ha conquistado la decimoséptima edición, mientras que “El País de la sopa dura” ya cuenta con su sexta edición desde el 2010.

Para hablar de la valía del ensayo narrativo como herramienta, vasta un revisionismo de los distintos tópicos que fueron fortificando este género literario, es cierto que en la actualidad no se tienen noticias fácilmente del cultivo de este género, pero eso no quiere decir que no se consigan por los avezados buscadores. Como prólogo sirve este posteo al siguiente que se viene, una lista de ensayos más irreverentes, pero eso ya es agua de otro molino.