La poética en las artes, es una
de las más extravagantes formas de expresión dentro de las artes cultivadas
desde el inicio de la civilización humana. Su poder se equipara a la
posibilidad de la exploración anímica que rasga el inconsciente del poeta y sus
lectores o escuchas hasta un lenguaje que habla en una clave que se deja intuir
en la comprensión de Un otro afín. Su
profundidad solo se equipara con la brevedad de sus formas, su análisis solo se
ciñe al ánima de la época que se dibuja con nuevos símbolos conforme avanza
nuestras interpretaciones, ya sean individuales o colectivas, como sociedad, arte
y literatura.
Nélida Amabile, artista
paraguaya, Caazapeña, fue una de esas mentes coronada por las pléyades
artísticas desde muy temprana edad, según biógrafos autorizados. Prolífica
docente en universidades y colegios dejó su legado plasmado en la historia del
arte institucionalizada en el Paraguay.
Amabile supo inmortalizarse
mediante su único y gran amor que fue El Arte y sus vertientes, atesorándolas
hasta el último día de su vida. Sus huellas quedaron esparcidas por escuelas de
arte, museos y hasta sitios arqueológicos del Perú, Argentina, México,
Colombia, Estados Unidos, Chile, España, Francia, Inglaterra, Italia y
Grecia.
Encontró en la historia del arte,
la pintura y el dibujo la expresión de su voz interior; es por eso que su
probada valía intelectual nos deslumbró póstumamente con un libro de poemas
llamado: “El cansancio de mis horas” publicado en el 2022 bajo el sello
editorial de El Ateneo Paraguayo
Tener la posibilidad de
comprender el mundo interior de una artista mediante el análisis de sus
pensamientos y sentimientos más profundos con un poema de su autoría, es uno de
los obsequios más extraños que alguien puede hacerse a sí mismo y en esta
entrega de La Narratura vamos a rastrear esas lindes inexploradas del símbolo y
el esclarecimiento de uno de los poemas que componen el libro de Nélida
llamado: “Mañana intrascendente de
noviembre”, que exhibiremos para uso y goce del lector rapaz.
Mañana intrascendente de noviembre Por Nélida Amabile.
Fue al fin de una
vulgar mañana de noviembre.
El calor, las
palabras, le mezquindad del ego,
Hicieron que de
pronto terminaran
Seis años de silencio
contenido,
Seis años que serían
sombra ausente,
Soledad y memoria
sumergida.
No quise comprender,
no pude,
Lo irremediable de
esta situación naciente.
Significaba andar a
solas por las calles
El oculto trayecto de
la vida.
Significaba desplomar
recuerdos,
Huir, volver, y
comenzar de nuevo.
Era el desierto mar
de afectos sin consuelos,
De angustia y alegría
entumecidas.
Era la oscura soledad
creciente
Desesperando del
apoyo humano.
Era mi humanidad vencida
de proyectos,
Perdido el diálogo de
estéril primavera.
Era el monólogo
perfecto
De un inútil verano
sin entrega.
20/nov/56
TALÍA.
Esta elucidación si bien es
exhaustiva, termina siendo de uso más bien recreativo. Las Musas estarían
encantadas con la idea de revivificar el espíritu más antiguo de la crítica en
la poesía. Es importante hacer esta aclaración antes de lanzarse de lleno a
esta reunión subjetivista tan dionisiaca y caprichosa.
El poema se presenta como una
prosa libre, dividida en estrofas que nos presentan una introducción, un nudo
interno de sensaciones, emociones y posibles escenarios que nos describen
momentos, pasajes de los encuentros del yo poético con un interlocutor
egoísta/egocéntrico, ambivalente en sus afectos.
Los adjetivos parecieran ser la
misma cosa pero sabemos que al decir egoísta
hablamos de su condición del alma, y al decir egocéntricos estamos delimitando una forma de mostrarse al mundo,
parece igual pero no lo es.
Con esta estructura sucede algo:
Al leer el poema detenidamente nos damos cuenta que encierra una historia
contada donde se plasman los sentimientos que se arman y desarman en base a esa
primera estrofa que nos situá, perfectamente en el inicio de una historia
(anécdota) desde metáforas y alegorías divididas cuidadosamente, en las partes
de un relato hasta la resolución o desenlace en la frase: “Un inútil verano sin
entrega”
El impacto de su estética va por
las figuras que utiliza para describir los estados emocionales del yo poético
ante su descubrimiento en el poema sobre el sujeto. Su forma de entrever y
describírnosla como una personalidad completa que se nos presenta a medias como
un sol que solo se deja ver entre las hojas de los árboles.
El lenguaje que utiliza es el
denotativo. La pragmática de su escritura en el empleo de la figura del
verano/sol, masculino y el de la primavera/sombra, femenino para polarizar la
historia nos descubre una semántica muy paraguaya y también arquetípica
universal.
Si queremos ir un poco más,
podríamos describir a su verano como
un ser envidioso, insoportable, hablador e impulsivo con solo analizar su
frase: El calor, las palabras, la
mezquindad del ego. Pero que ella a pesar de todo le profesaba un afecto
primaveral es cierto, pero también “estéril”.
Cuando releemos el título,
podemos interpretar respaldando la segunda línea del poema como sesión
introductoria, de que el sujeto apenas evoca “una mañana de noviembre” y se
cree todo un verano o también puede hacer alegoría a alguien cuya estima fue
depositada generosamente, creyéndole más (todo un verano) de lo que realmente
era (apenas una mañana de noviembre). Nos habla de un momento específico en
donde el ocultamiento desaparece y se revela al sujeto tal cual es y cómo esto
afecta el mundo interior de la autora.
El aquí y ahora del poema nos
sitúa en una mañana del 20 de noviembre de 1956. Una revelación sobre lo
irremediable, el final de algo que quizás no terminaba de extinguirse. Nos
remitimos de vuelta a la frase “la mezquindad del ego” adjetivación muy
pasional y profundamente femenina a la hora de describir a alguien
intransigente, narcisista, sin empatía hacia nuestros sentimientos y emociones
de mujer. La primera estrofa nos habla de un “no deber ser” convertida en “primavera
estéril”, que por fin llega a su fin luego de “seis años de silencio contenido”.
Explora un estado emocional de
estancamiento “mi humanidad vencida de proyectos”, una relación perjudicial
cuyo coletazo significa “huir, volver y comenzar de nuevo”, una alienación del
ser para no andar “a solas por las calles” describe a la perfección su
desencanto y toca un tema muy profundo como lo es la paulatina disolución de la
mujer intelectual en una relación en la que tarde o temprano aparece “La
mezquindad del ego”.
Me gustaría decir que este poema es
netamente romántico pero los fantasmas perjudiciales de la vanagloria también
aparecen en relaciones laborales, profesionales y de un mismo gremio desde las
envidias.
Este sentimiento, la envidia como
tema, es muy interesante y muy poco explorado, puede que por su naturaleza no
sea el tópico favorito de los escritores, o su interpretación requiera de un
profundo conocimiento del alma humana.
La admiración hacia alguien es la
feliz entrega; se rinde ante su persona admirada. Esto es, la antítesis de la
envidia y en el poema aparece traducida bajo una frase “verano sin entrega” que
adjetiva en su poema Nélida a una persona envidiosa a pesar del afecto que ella
le profería.
Kierkegaard en su libro “Diario
de un seductor” nos habla de este sentimiento: “El envidioso no deja de amar al
objeto de su admiración, sino que su rabia viene de tener una autoafirmación
desdichada”.
Canaliza su rabia hacia la
posibilidad de opacar al objeto de su admiración con el fin de hacer que
desaparezca esa “autoafirmación negativa”. Podemos amar a alguien, pero a veces
su luz nos ciega, nos humilla.
Puede que la semilla germinal del
poema sea su declaración póstuma de la comprensión de las intenciones ocultas
de su entorno, exorcizar un dolor que una persona le haya causado. No puedo
descartar que existan claves que nos indiquen de la identidad de esa persona
por las fechas, los números y la naturaleza intimista en las descripciones de
la autora plasmada en la primera estrofa. La consternación generalizada es el
clima espiritual de la obra a raíz del desenlace de los hechos en el poema, por
su distribución progresiva y subsiguiente acumulativa de sentimientos que
llevan a una resolución final en la última estrofa.
Otro camino valido para el lector aventurado, es la
interpretación desde la presentación consecutiva de los títulos de sus nueve
poemas, dichas figuras consiguen otro significado más. Los poemas al ser
expuestos como un diálogo entre dos extraños (Lector y poeta) que en el azar,
queda como un encuentro que evoluciona hacia una amistad y va hacia algunas
confidencias desinteresadas.
• Amistad
• Mañana
intrascendente de noviembre
• En
endecasílabos
• Tres
poemas sobre un mismo motivo
• Ayer
• Ha
regresado “El genio”
• ¡Oh
soledad!
• No te
busqué
Si las vemos con el hilo de este espectro de interpretación,
nos damos cuenta que los poemas adquieren un tono narrativo que nos invitan a
intuir historias anecdóticas, contadas desde las perspectivas de la autora. Las
figuras literarias creadas por la poeta y que por sí sola brillan por su
surrealismo, adquieren un matiz emocional y sumamente vivido. El cuerpo total
de su libro de poemas brilla con una interpretación compuesta por las pequeñas
frases y palabras que a su vez son inusitadamente singulares. Una técnica con
un efecto sumamente peculiar para alguien que solamente tiene un libro de
poemas y del que no se tiene noticia de que haya tenido una carrera literaria
consumada.
Algunos poemas tienen el espíritu de haber sido concebidos
para ser leídos en voz alta, y así lograr comprender los sentimientos que
encierran las figuras literarias que a su puro estilo de pintora encierran
surrealismo, luces y sombras. El tema central del libro también se inclina
hacia sus visiones de las relaciones humanas y sus sentimientos como mujer
intelectual que se vuelve su propia musa, de allí quizás la razón de su
seudónimo.
Amabile nos pinta en claro
oscuros esos paisajes que quedaron anecdóticamente en la historia de una mujer
paraguaya, entregada en cuerpo y alma a las labores del intelecto; retrata un clima
emocional en cada poema. La complejidad de las relaciones humanas, las
envidias, el afecto sea de cualquier naturaleza diluida por culpa del ego, el
desencanto y las implicancias en la sensibilidad de la autora, el impacto en su
mundo interior comparado a una piedra lanzada a un paño de vidrio en sus
recuerdos.
Su trabajo literario nos muestra
los colores predominantes de sus sentimientos e inquietudes y como ella los
sobrellevaba a la sombra luminosa de su trato cotidiano. Expresa sentimientos
entorno a una reflexión, nos habla de la remembranza de épocas y momentos de su
vida, a sus errores acompañados de su autocrítica implacable. A veces el
talento incomprendido se ofusca y puede juzgarse otro, extraño, por no poder
verse reflejado en empatía a los ojos de su época; sentimientos profundos para
ella empequeñecidos, pero que para nosotros lectores testifica la profunda vida
interior de Nélida como mujer artista.