A la hora de firmar por nuestros escritos, me di cuenta que hay una
cantidad excesiva de gente que prefiere escudarse en un seudónimo a la hora de
firmar sus trabajos. Son muy contados los aguerridos que ponen el nombre y
apellido a sus obras, en especial cuando están publicando o participando por
primera vez en una antología.
El seudónimo, es un nombre ficticio y recurrente que usas cuando sos un artista o vas a firmar algo, como un alter ego
que hace las cosas que vos como “fulano de tal” jamás harías, un señor Hyde
esencialmente artístico. Es tu imagen pública y tu máscara. Por eso, a la hora
de elegir uno, asegúrate que te guste tanto como para hacerte un tatuaje con
él, porque el seudónimo digan lo que te digan, debe ser para siempre, así que
piensa bien si te seguirá gustando, como para en algún momento de tu carrera
como escritor/a seas reconocido por ese nombre y que no te causa hartazgo o
incomodidad de aquí a veinte o treinta años.
No hay reglas que determinen cómo debe ser un seudónimo, ya que es algo
que queda enteramente a elección del escritor. Pero es importante saber que los
seudónimos no son tan inofensivos como estamos acostumbrados a utilizarlos, de
allí que los que apuesten por uno lo decanten hacia un nombre y apellido
especifico, o hacia un alias lo suficientemente fuerte y original como para
usarse como un nombre.
Cuida que tenga algún
significado relacionado con el género que escribas: Investiga
tu género preferido y sácale el jugo. Un buen seudónimo puede orientarte a que
simpatices en un nicho específico, que te lance ya para un público sin
demasiado esfuerzo, de allí otra de sus importancias. También está la estética,
tanto en cómo se escribe y se pronuncia ya que si es demasiado complicado o
impronunciable le va a ser muy difícil a tus futuros fans buscarte en las
librerías o hacerte la propaganda de boca en boca simplemente porque no puede
pronunciar tu seudónimo (a Arnold Schwarzenegger
le importó una mierda este post y fue contra el mundo con su propio apellido) o
puede ser todo lo contrario, si tu seudónimo es un nombre muy común imagínate
como seria que un fan goglee tu seudónimo para saber algo de vos, con suerte ya
vas a aparecer en la página treinta y cinco del buscador.
La aliteración (repetir uno o varios sonidos
dentro de una misma palabra o frase) en los nombres es un buen recurso para
hacer que tu seudónimo sea melódico y fácil de recordar, o seudónimos cuyos
nombre y apellido rimen. Ejemplo: Reinaldo Rueda. (Obvio que no es un buen
seudónimo pero es el único ejemplo que se me ocurrió)
Un seudónimo, un género: Sea terror, suspenso
o romántico, porque invalida tu trabajo literario si utilizas un seudónimo en
esta antología de un género específico y otro seudónimo completamente diferente
en otro trabajo del mismo género. Lo que haces, de repente, es borrar toda tu
trayectoria literaria y volver a empezar sin nunca generar reconocimiento, como
despertar todas las mañanas con un rostro distinto sin la oportunidad de tener
gente que realmente te conozca.
René Magritte: La grande guerre (izquierda) El hijo de hombre (derecha) |
O sea, los seudónimos sobresalen y prosperan si es que son fieles al
género de su autor. En un caso extraordinario, por ejemplo si mi seudónimo es
Hortensia Rojas y escribo novelas eróticas, no va a pegar que use el mismo
seudónimo para escribir novelas infantiles, mismo por el género. Lo ideal es que use el seudónimo de
Hortensia para este género y otro bien distinto para mi nueva faceta como escritor
de novelas para niños. La
utilización del seudónimo es algo muy serio, a más de ser una herramienta de
fantasía, puede comprometer seriamente nuestro trabajo.
En nuestro código civil paraguayo tenemos un apartado especial sobre la
figura del seudónimo que básicamente dice que conforme pase el tiempo y uses el
mismo seudónimo artístico en todas partes, (durante un periodo de tiempo
considerable: 20 años) inclusive para firmar documentos importantes, (sean
contratos editoriales en nuestro caso) tienen la misma validez que como cuando
usas el nombre que figura en tu cédula de identidad. Tácitamente eso nos
invita a utilizar el mismo seudónimo las veces que acudamos a esta mascara
artística a la hora de firmar nuestros trabajos. Si es que hablamos de
profesionalismo como escritores.
Por eso diseña tu seudónimo ahora que sabes el verdadero poder que
puede tener un nombre, si ya tenés uno, replantéate el uso y su significado
para tu género preferido. Ser un escritor genial está en los detalles de
nuestro oficio ¿Qué esperas? El conocimiento sobre las cosas que te importan es
la llave para poder alcanzar lo que más quieras.