martes, 9 de mayo de 2023

Gambito. Reseña en señuelo y movimiento.

Si hablamos de trayectoria literaria: pues no hay. Alberto Molina podría ser un personaje más que se inmiscuye en su novela Gambito de inicio a final. Su trayectoria literaria es un misterio. Me sorprendió gratamente la idea de que alguien haya escrito esta novela con el uso de un seudónimo para mantener su anonimato, certera o no, se me presentó como un cebo irresistible que me llamó la atención desde un inicio. Comencé a leer el libro como quien se pone a ver una serie sin demasiadas expectativas y terminé prendida desde el primer capítulo. Valga el dato de que Alberto Molina no estuvo en la presentación de su novela y cuya ausencia estuvo circulando desde antes en la página del evento del lanzamiento.    

Al inicio pensé en su despliegue de ingenio metalingüístico hiperrealista, (así como suena, con onomatopéyicos fuegos artificiales, un show todo rimbombante) de seguro en el siguiente capítulo ya se cansa, pensé. Y seguí capitulo tras capitulo, esperando el paso en falso maliciosamente, pero degustando cada juego lingüístico, etimológico figurativo que el guaraní y el portugués nos da desde su despreocupado acento de dientes blancos. Esperaba el seis y veinte en cualquier momento (como se dice cuándo va después del clímax), pero eso no se vio por ninguna línea. Su prosa lineal acompaña a la trama desde una historia anecdótica, calcada de los prolijos manuales de escritura de novela para bajarlos hasta los tugurios filológicos de la frontera que lo clasifican en una auténtica joyita al estilo de “un Saramago trucho” adjetivando desde su universo novelístico.    

Leer la novela Gambito de Alberto Molina es bucear entre el idioma y los usos del lenguaje. Un juego que nos hace mirar desde arriba hacia abajo y viceversa, perder de vista estas fronteras  de los idiomas que convergen, significaría para el lector, perder el hilo de las representaciones detrás de cada escena, de cada figura que aparenta el sin sentido.

Más que por la trama, cruzar a nado la diglosia fronteriza entre el guaraní, el castellano paraguayo y el portugués es lo que realmente otorga el goce literario a esta obra. ¿Cuál es el idioma que une a toda una cultura trasfronteriza? Tiene sus códigos, su forma de trabajo, de esas cosas ya las sabemos por los noticieros, pero ¿qué hay del retrato colectivo en las artes literarias de esta peculiar socio cultura paraguaya del costado? La respuesta a estas preguntas, creo que es el punto fuerte de la novela. 

Durante la presentación el compilador, Adalberto Müller la clasificó como literatura de contrabando a modo de juego entre el significante y su significado (porque ojo, hay diferencia entre autor y compilador) al traernos esta novela de la que no es autor pero que la consiguió para nosotros “a un muy buen precio” como un compilador.

De izquierda a derecha: Douglas Diegues, Jorge Canese,
Cristino Bogado y Adalberto Müller

Personalmente al terminar la novela pude sentir un resabio de genero pulp al estilo más paraguayo que cualquier otra nación trasfronteriza. El termino  Pulp quiere decir “pulpa de madera” y tenía mucho que ver con el papel barato con que se imprimían las revistas de ficción gringas, en donde mensualmente se tapujaban historias populares de dudosa veracidad. Con el tiempo, el término fue asociado a un género cinematográfico y literario para nombrar las tramas morbosas y/o sensacionalistas. Pero esto solo contribuye a la causa formal aristotélica, estamos delante de una historia que a pesar de tener condimentos trasfronterizos de dudosa catalogación, es precisamente ésa parte de su distinción que la hace tan propia de las ciudades más emblemáticas de la frontera.

Para la elección del arte de tapa estuvo a cargo Douglas Diegues, quien nos refiere que la técnica es de grabado en materiales reciclados e impresos con tinta china y cuya inspiración se remonta al grabado impresionista alemán. Puede que el arte de tapa en grabado tampoco sea mucho al azar a la luz de estos rodeos. Diegues es poeta y también estuvo en cuerpo presente en la noche de la presentación de esta novela, junto con otros tres libros más de las que él estuvo regente de alguna manera.

La novela es narrada desde los testimonios de Calisto, pero él no es el protagonista principal, aunque su figura sea el satélite que circundemos. El personaje principal vive una vida alejada de la realidad de las cosas, el lujo a su alrededor como motas de perfume, es una fantasía; Agustín se enfoca solo en vivir bien, en los griegos y el ajedrez, el resto lo deja al arbitrio de Calisto y es este contraste la que invita como primer condimento de la trama. Son los mismos personajes quienes se dividen entre realidad y fantasía, esa línea imaginaria que divide la frontera de unos y otros.

El ritmo narrativo se define por la capacidad lectora de atar los acentos y tonos que se hablan en la fauna lingüística paraguaya, conocerlos es revestir de credibilidad los diálogos. Las descripciones y los giros sin sentido que más de uno sabrán que sí, ocurren en Paraguay están diseminados en la trama, como la falta de un buen castellano disfrazado con un acento de portugués adulterado sin espacio a replica. Es una de las peculiaridades que rozan el humor y las cavilaciones mientras se lee.

Al final del libro nos encontramos con un glosario muy nutrido de las palabras utilizadas en guaraní y sus significados. Una especie de exorcismo póstumo del uso onomatopéyico que tuvieron durante las cavilaciones de Calisto quien las hacía sonar entre sí para hacer poesía, para explicar y desvelar sus meditaciones de personaje literario, dividido entre el ser y no ser de la ficción. El guaraní hablado y silvestre enumerado académicamente y diseminado en la novela es dividido por  un guion entre guaraní - castellano creando agilidad narrativa en la lectura, para que aprenda el que quiera aprender y rememore el que ya sabe, una técnica novedosa comparando con otras obras.

Encontrar el reflejo del pensamiento del autor, es una tarea que se desvanece en la lejanía de las palabras que dibujan otras ideas. La novela gira entorno a su trama y a su final verdaderamente fantástico o improbablemente real. Saber despersonalizarse a la hora de ejercer la escritura da cuenta de un talento muy medido por parte de el/las cabeza (s) implicadas en ésta publicación, solo el tiempo quizás nos desvele otros trabajos de ese: “un tal Alberto Molina” que nos arroje más luz aunque desde esta oscuridad hay cosas que brillan y atrapan como lo es su trabajo.

La edición estuvo a cargo del grupo de trabajo de la editorial Arandurã que tiene presencia en Facebook y desde donde se puede adquirir ejemplares de la novela.  Esperemos que hayan pensado en este título como revelación para la feria del libro de Buenos Aires 2023, ya que leerlo da cuenta de una descolonialización del entramado literario, difícilmente descubierto en la literatura contemporánea a nivel regional y que encuentra un regente con este titulo desde Paraguay.