miércoles, 16 de agosto de 2023

Literaturas y gentilicios, entre Rojas cuestiones seculares.

En esta oportunidad nos ocuparemos de un pequeño continente inexplorado por su extensa brevedad como lo es adentrarse en la espesura de El Ensayo.

Literatura Paraguaya del siglo XVIII es un ensayo escrito por Manuel Martínez Domínguez y que encuentra resonancia en las arcas de La Narratura. Les dejo EL ENLACE al libro del que es parte, por aquí y seguimos.


Sobre el autor Manuel Martínez tenemos noticias de que este no sería uno de los primeros ensayos de su autoría de igual precisión afilada, ya que ha escrito varios libros cuya temática también van en torno al ensayo.

Entre los títulos que encontramos con este género como estrella, tenemos a “La Asunción Ocupada por los aliados” cuya mención especial debería ser para otro posteo, por su gran aporte visual de la Asunción ocupada después de la guerra del setenta, con nivel de rigor histórico, especial para gente afín que precise recrear el ambiente de la post guerra a la hora de hacer cine o escribir sobre ese periodo de la historia.

Pero esta vez decidimos enfocarnos en su trabajo más reciente, un ensayo sobre  la literatura latinoamericana y sus inicios coloniales esparcidos por el virreinato y que a estas alturas constituyen auténticos hallazgos arqueológicos que comprometen los cuadrantes políticos, no como hoy los conocemos, sino como fueron en la época del siglo XVIII.


El ensayo fue parte de un compilado hecho por Marco Chandía Araya para los estudiantes de letras del Brasil sobre la historia de la literatura latinoamericana y en cuyo volumen Martínez Domínguez, expone su trabajo investigativo entorno a un libro publicado en 1969 por María Luisa Olsen y Antonio Ernesto Serrano y que no había encontrado refutación hasta la fecha de la publicación del ensayo de Martínez el pasado Junio del 2023.

El valor de su hallazgo abre nuevas perspectivas no solo a nivel nación Paraguay de la literatura colonial, sino que sin ánimo incidental, increpa de forma amistosa a los intelectuales del país vecino de la Argentina a fijarse mejor en los términos para no caer en la banalidad de un afán de nacionalismo forzado.

La obra Olsen-Serrano se llama: Letras Argentinas del siglo XVIII en un códice escurialense. El punto álgido de discusión se sitúa en una mención a un par de hermanos Jesuitas paraguayos que escribieron algunos poemas, ellos fueron Isidro y Pedro Rojas. Ellos nacieron en una familia acomodada de 1730 al 32 en Asunción.

[…]Por aquel tiempo, las “artes del lenguaje” estaban reservadas a la aristocracia paraguaya, que sólo podía servir al rey en calidad de miliciano, o a Dios como religioso.  


(Martínez Domínguez, P. 87) 

En esta frase está resuelta, a mí entender, el núcleo de las cuestiones finalmente planteadas y que no pasan a la ligera una vez comprendidas en el contexto de la investigación actual de las letras latinoamericanas y más precisamente las paraguayas.  

En el Libro en cuestión, se etiqueta a la producción poética de los hermanos Rojas como argentina por ser fechada en el siglo XVIII en la ciudad que en la actualidad seria Córdoba.


Para poder comprender el trasfondo del afán de rectificación de Martínez, este delimita primeramente lo colonial como punto de partida para la clasificación de la literatura de ese periodo de la historia, lejos de los estándares nacionalistas actuales del país vecino y el nuestro.

Hablar de un acontecimiento único en la historia es perseguir la rama más sólida y corta hasta el fruto de nuestros anhelos. La estrategia investigativa de Martínez Domínguez tiene una regla: no anacronías, si vamos a estar dentro de un periodo de la historia jugaremos con las reglas del juego de esa época (siglo XVIII).

Su regla es sencilla, dándole profundidad con un enfoque interdisciplinario al punto referido en el libro de Olsen- Serrano. Abordando su hallazgo no solo desde el campo de la Filosofía y las Letras, sino desde las bases investigativas de la Historia como la disciplina que estudia el desarrollo de la humanidad.

Manuel Martínez en su precisión afilada lo hace sin perder de vista su objetivo, con la agudeza pragmática que caracteriza su trabajo, hasta desvelarnos su propósito. El de cimentar una restitución histórica para los hermanos Rojas, que antes de ser etiquetados de Cordobeses eran súbditos de la corona española en la Provincia del Paraguay, ¿Qué otras obras quedan dormidas en los archivos de la biblioteca de Asunción esperando ser encontradas?  Es una pregunta para investigadores y especialistas y que mediante enfoques disciplinarios, al servicio de la literatura latinoamericana, puede ser respondida.

El ensayo de Martínez Domínguez nos trae ésta Isis sin velo, arrojando luz hasta los albores de la literatura. Su peso indiscutible radica en la posibilidad de una interpretación desde sus orígenes como un producto intelectual de su época y más actualmente desde la estética. Nos da una perspectiva más amplia que las acciones del hombre y sus huellas, nos habla sobre esos procesos en su espacio intelectual que dieron lugar a algo tan complejo en la actualidad, como lo es la definición en tiempo y espacio de lo que es la historia de la literatura paraguaya y si ésta existe realmente sin anteponerse el termino de literatura jesuita como sus orígenes en el siglo XVIII. Nos abre la posibilidad de un pasaje por explorar dentro de la historia de la literatura paraguaya no a modo de un producto nacionalista, sino como un fenómeno acontecido en los inicios de la colonia a fin de la manifestación cultural de una sociedad emergente, más allá de sus autores geográficamente esparcidos por las Tierras del Plata y sus actuales provincias y ciudades. 

 

jueves, 13 de julio de 2023

La herejía En-Diosa-Da Pindó Kuñakarai: Reseña.

En Asunción, el fenómeno editorial visto es una explosión genérica de obras cuya estructura es esencialmente ajustada a los cánones clásicos de la literatura universal. Sin embargo, ¿qué pasa con la literatura alternativa? Entiéndase las que experimentan en estructuras, semánticas y lingüísticas como herramientas de descripción de una realidad aumentada, anónima, para expresar la disparidad introspectiva de un nuevo género que emerge en sombras, un género utópico para retratar la distopía paraguaya.

Es en esta esquina que Cristino Bogado nos corta el paso, para hablarnos de la búsqueda de su musa, una diva mesiánica que ha venido a romper con lo preestablecido, a dejarnos hipnotizados con las palabras de su novela Pindó Kuñakarai (Editorial de Los Bugres 2018).

Se podría decir que a raíz de una sincronicidad Jungiana, accedimos a la posibilidad de una entrevista pormenorizada con Bogado sobre la novela y así zambullirnos en su mundo creativo desde La Narratura salvaje ex sylvis, para comprender los cabos que apuntalan el universo de sus obras.

¿En qué género le enmarcas a tu Novela?

Salió una reseña en Tiempo argentino (un diario digital) y le enmarcaron en ciencia ficción latinoamericana, aunque no tenga la tecnología tiene una especie de retro tecnología. Pero es una ucronía.

El escritor Cristino Bogado (Paranaländer) nació en Asunción en 1967. Obras suyas forman parte de importantes antologías de poesía. Los chongos de Roa Bastos narrativa contemporánea del Paraguay (Buenos Aires 2011), tiene una mención especial por su próxima reedición.

Enumerando su trayectoria literaria más inmediata tenemos a Pindo Kuñakarai (2018, novela), Iporãkaka (2019 cuentos), publicó Rendy (2021), Sueño Aché (ensayos y columnas 2022)

Editó Lenguas de la Poesía Paraguayensis (2022, ensayos) y la Revista Guarania 100 años (2020, ensayos)

Actualmente vive en Lambaré, es redactor de la sección cultural del diario El trueno y conductor del programa de streaming Paranaländer desencadenado que emite todos los viernes de 16:00 a 17:00 por twich (canal Lila play tv) y en facebook live desde la página de El trueno.

Volviendo a nuestra novela fetiche. Por aproximación podemos hablar de una variación creciente de géneros en las letras paraguayas. Con las publicaciones que se suman mes a mes al de por si extenso catálogo nacional.

¿Cómo fue que surgió la idea para la novela?

El titulo ya lo tenía en la cabeza, fantaseaba con ese título. (Comienza diciendo Bogado) En esa época yo leía mucho justamente cosas de antropología. El libro de Gatti habré leído y ahí explicaba lo que era un pindó (Syagrus romanzoffiana), el dato que daba Gatti era que se usaban los frutos del pindó para temas de la regla de la mujer, y después encontré mitos guaraníes. Por ejemplo: el del diluvio.

Hay muchas versiones, una de ellas de Hélene Clastres, dice que montada a un pindó se salva una mujer, de allí el origen de todo, a partir del diluvio. Pero la pareja suele variar; a veces es su sobrino, su hijo, con tal que sea un hombre nomas.

Por eso yo pedí que se pusiera la imagen de un pindó por acá (muestra la imagen miniatura de la contratapa del libro). Antes de salir con la Editorial de Bugres iba a salir ya entre el 2016 y el 2017 en una editorial argentina e incluso se le hizo un diccionario y una playlist del DJ cura que justamente es uno de los personajes de la novela, está en YouTube.

La naranja mecánica con su Nadsat es uno de mis libros de cabecera, justamente por el jopara de Anthony Burgess. En la película se nota un poco pero el libro es mejor, hay todo un lenguaje juvenil, un argot de la “ultraviolencia” que es una mezcla de ruso, cockney y como hablan los gitanos.

Otros de mis libros de cabecera, tomando en cuenta que soy una especie de caballero del jopara es: "Folisofía" de un escritor argentino que se llama Murena, es una edición póstuma del 76 en Monte Ávila, Venezuela. El lenguaje de ese libro ya no se sabe que es. Su español no se sabe si es del pasado o del futuro, es un español que se está formando, parece catalán, francés está haciéndose, pero el jopara está en todos lados.

Otros de mis textos favoritos es la carta de los Romanos de San Pablo que está escrito en un jopara entre el arameo y el griego como dice Agamben, porque están mezclados ambos idiomas. Estos son los que han influenciado la escritura del libro de “Pindó” y en general mis cuentos de Iporakaka.

En los cuentos de Mandyju (libro a ser lanzado próximamente en este julio-2023) sigue también en esa línea, no todos, algunos, pero ya se siente la intención de experimentar con el idioma.

Desde su concepción misma, en Pindó Kuñakarai, al entrever el aspecto mesiánico de su diosa, nos deja vislumbrar su capacidad de imagen, de cambio redentor dentro de una realidad cuya constante es la surrealidad manchada de incongruencias irónicas. Una alfombra de bienvenida hacia la literatura de Bogado, cuya configuración es un juego entre el símbolo, la palabra y su significado.

Esta imagen actúa como una clepsidra que nos puede iluminar la realidad desde la ficción, sin dejar muy claro donde empieza una y termina otra, teniendo como punto medio la visión espejo de su autor.

A raíz de este juego con el lenguaje, y parafraseando a Octavio paz de que el lenguaje es a la poesía lo mismo que el sexo al erotismo se podría acusar a la obra que promueve un estilo que para los más conserva-dores y en-conservados guardianes de lo literario, serían vistas como practicas herejes.

Pindo Kuñakarai debería traer una etiqueta de precaución para el lector castizo. Este atributo es el mismo que se viera en las botellas de “beba con moderación” y que a mi entender es un arma de doble filo para la obra, cuya naturaleza estrambótica es su virtud.

¿Cómo hiciste para organizarte en la técnica?

El truco que encontré es por personajes, cada capítulo encarna un personaje porque al final todos ellos llegarían a la Pindó Kuñakarai. Es más o menos el hilo, porque yo tenía fragmentos nomas y después los fui llenando, todos tratan del mismo tema.

Lo que hago es que en algún momento dado, se convierta en una República, en un país, en la diosa, en toda la novela.


La edición del libro estuvo a cargo de Editora De Los Bugres, en una edición muy esmerada con la imagen de tapa en collage de una descripción aproximada de la tan mentada “Dama de las Palmas”. Una primera impresión que no deja nada al azar como lo que encontraríamos al leer la novela.

Sin embargo, a pesar de su reducida extensión no es de lectura fácil para un incauto que pudiera juzgarla de pecar por sobre adjetivación disparatada e ideas inconexas y sin final.

Esos tus personajes de la novela, ¿están basados en personas reales?

Si, muchos. Algunos son de mi época de Karaokero, claro, muchos dirán “que pio es eso”, verdad. La época del Karaoke era en los 2000, prácticamente en los Karaokes nomas ya dormía. Después ya directamente en aquel tiempo ya me había mudado, allá por el centro del casco histórico hacía 25 de mayo.

En otras partes, tiene varias anécdotas escritas literalmente, que yo las he vivido en la época stronista y aunque estén basados en personas reales yo les doy una personalidad propia. Otros personajes también pasaron de ser hombres a mujer, otros eran grandes personajes de mi barrio y que se volvieron parte de mis novelas, conocerles te hacía volar la cabeza. Si, eran personajes de novela.

También mezclo mucha mitología guaraní, trato de buscarlas. En esa época estaba leyendo mucho la tierra sin mal de Hélene Clastres que tiene una interpretación de la mitología y los profetas guaraníes muy especial, ellos son muy luminosos, muy solares y eso se nota en sus adornos plumarios alrededor de la cabeza.

Las descripciones de sus personajes tienen condimentos autóctonos cuya mescolanza la pudiera situar como una novela futurista más allá del año que da en sus páginas.

Una anécdota interesante es que la novela fue publicada en el 2018 describiendo un evento apocalíptico en el 2020, año de la tan mentada pandemia global. (Para los creyentes una señal irrebatible de la llegada de Pindo Kuñakarai dentro de la novela y por qué no, fuera de ella)

Tu novela se publicó en el 2018, lo que le da un aire medio ominoso “clataclismal”. La novela transcurre en nuestra actualidad. ¿Cómo hiciste?

Quise que no fuera muy lejano del año de su publicación y justo coincidió con las fechas. Cuando pasó el tema de la pandemia lo primero que puse en mi Facebook fue, ¡yo anuncié un cataclismo! (risas) Pero ya vivíamos en la época de un cháke constante, si no iba a ser climático, iba a ser otra cosa.

Su ritmo narrativo se rige por cada capítulo que describe a un personaje, desde una galería tarotista en fluir de conciencia. Entremezcla lo tribal con lo ficticio en una historia literaria que esta enmadejada en un ambiente distópico nihilista. Trabaja la lingüística desde las posibilidades artísticas hasta un idioma artificial. En ocasiones nos sumerge hasta un juego de palabras lisérgico, cuya voz narrativa también se vuelve un personaje que describe, a su vez, a otros personajes reales de la política y la farándula paraguaya, con una jerga y experiencia propia de una parodia esperpéntica, de las décadas doradas de los noventas asuncenos.

Sobre el lenguaje, con la lectura es evidente que no está hecha para hablarse por personas reales. Convirtiéndonos como lectores en parte de la leyenda circundante en la novela. El lenguaje fue inventado solo para ser leído en un fluir de conciencia, que invita al espectador literario a contemplar, cumpliendo por añadidura el objetivo de toda obra que es la percepción estética sin posibilidad de interferir en ella.

¿Tenes noticia de otros autores que experimenten en el lenguaje así como vos lo haces?

Yo creo que tengo algún ensayo por ahí. Canese, Pessolani “Historias de Babel” es de los noventas, creo que gano un premio luego, pero firma como Joaquín Morales. Después hay algunas novelas de José Alcázar en los noventas, él inventó algunas palabras ya en el castellano, el goto por ejemplo, que viene del go to en inglés, y también una especie de portuñol.

El primer libro de Damían Cabrera Xirú. Me acuerdo de la primera edición, yo le publiqué, edición Cartonera. En la segunda edición creo que ya hay intervenciones de la editora, era más oscura, tiene que haber alguna por ahí en internet si te pones a buscar.

Edgar Pou también oscila entre el lenguaje de Canese y Pessolani mezclando varios estilos. Todos sus escritos están en internet.

Utiliza las sílabas y sus letras como meros accesorios carnavalescos que describen a sus peculiares personajes, en una lengua controlada y perfectamente direccionada por el autor. Las voces narrativas polifónicas se dividen en varias voces que se diferencian por la forma de expresarse y escribir, emulando arrebatos proféticos inspirados por la diosa - musa junto con su galería de personajes.

El juego del lenguaje es un elemento atractivo y visual. Pero sus raíces antropológicas le dan un toque autóctono, muy propio e irrepetible.

El estilo es claro desde cualquier punto del planeta: es literatura alternativa. Algo que se dibuja fuera de las líneas de rango estipuladas por el uso común. Pero hacer que se sitúe en un espacio único es el desafío, y que por lo visto Bogado tomó muy en serio, al insuflarle el marco contextual paraguayo a su obra, dejando pequeñas señas esparcidas, no solo en esta obra sino en todos sus trabajos literarios.

¿Crees que la literatura paraguaya llegó a la democracia?

Yo creo que sí, la perspectiva de la literatura paraguaya es que se hace sola, de alguna manera se hace a pulmón y no hay algo organizado y sistemático y en ese sentido creo que es totalmente democrático porque es algo que hizo la gente nomas, con los escritores prácticamente y algunos editores.

Alcántara por ejemplo fue una editorial que le publicaba a todo el mundo y no se podía decir que le publicaba solamente a los zurdos, le publicaba a todos, no había diferencia.

Yo creo que el sentido democracia está hecho por todos, no por uno o por dos. Acá en Paraguay hice muchas entrevistas a la gente y casi todos son autos editados.

La capacidad inmersiva de Pindó Kuñakarai se rige por la fascinación ejercida hacia el lector desde esa muerte de la figura de la metáfora en post del nacimiento de un vocabulario experimental. Leer esta obra es repensar los límites del leguaje y su experimentación para la expresión de ideas y cómo esto, puede influenciar el curso de la literatura latinoamericana y aportar a la de por si exuberancia de la literatura paraguaya, como un enunciado de la consolidación de su libertad política en todas las ramas artisticas.


martes, 9 de mayo de 2023

Gambito. Reseña en señuelo y movimiento.

Si hablamos de trayectoria literaria: pues no hay. Alberto Molina podría ser un personaje más que se inmiscuye en su novela Gambito de inicio a final. Su trayectoria literaria es un misterio. Me sorprendió gratamente la idea de que alguien haya escrito esta novela con el uso de un seudónimo para mantener su anonimato, certera o no, se me presentó como un cebo irresistible que me llamó la atención desde un inicio. Comencé a leer el libro como quien se pone a ver una serie sin demasiadas expectativas y terminé prendida desde el primer capítulo. Valga el dato de que Alberto Molina no estuvo en la presentación de su novela y cuya ausencia estuvo circulando desde antes en la página del evento del lanzamiento.    

Al inicio pensé en su despliegue de ingenio metalingüístico hiperrealista, (así como suena, con onomatopéyicos fuegos artificiales, un show todo rimbombante) de seguro en el siguiente capítulo ya se cansa, pensé. Y seguí capitulo tras capitulo, esperando el paso en falso maliciosamente, pero degustando cada juego lingüístico, etimológico figurativo que el guaraní y el portugués nos da desde su despreocupado acento de dientes blancos. Esperaba el seis y veinte en cualquier momento (como se dice cuándo va después del clímax), pero eso no se vio por ninguna línea. Su prosa lineal acompaña a la trama desde una historia anecdótica, calcada de los prolijos manuales de escritura de novela para bajarlos hasta los tugurios filológicos de la frontera que lo clasifican en una auténtica joyita al estilo de “un Saramago trucho” adjetivando desde su universo novelístico.    

Leer la novela Gambito de Alberto Molina es bucear entre el idioma y los usos del lenguaje. Un juego que nos hace mirar desde arriba hacia abajo y viceversa, perder de vista estas fronteras  de los idiomas que convergen, significaría para el lector, perder el hilo de las representaciones detrás de cada escena, de cada figura que aparenta el sin sentido.

Más que por la trama, cruzar a nado la diglosia fronteriza entre el guaraní, el castellano paraguayo y el portugués es lo que realmente otorga el goce literario a esta obra. ¿Cuál es el idioma que une a toda una cultura trasfronteriza? Tiene sus códigos, su forma de trabajo, de esas cosas ya las sabemos por los noticieros, pero ¿qué hay del retrato colectivo en las artes literarias de esta peculiar socio cultura paraguaya del costado? La respuesta a estas preguntas, creo que es el punto fuerte de la novela. 

Durante la presentación el compilador, Adalberto Müller la clasificó como literatura de contrabando a modo de juego entre el significante y su significado (porque ojo, hay diferencia entre autor y compilador) al traernos esta novela de la que no es autor pero que la consiguió para nosotros “a un muy buen precio” como un compilador.

De izquierda a derecha: Douglas Diegues, Jorge Canese,
Cristino Bogado y Adalberto Müller

Personalmente al terminar la novela pude sentir un resabio de genero pulp al estilo más paraguayo que cualquier otra nación trasfronteriza. El termino  Pulp quiere decir “pulpa de madera” y tenía mucho que ver con el papel barato con que se imprimían las revistas de ficción gringas, en donde mensualmente se tapujaban historias populares de dudosa veracidad. Con el tiempo, el término fue asociado a un género cinematográfico y literario para nombrar las tramas morbosas y/o sensacionalistas. Pero esto solo contribuye a la causa formal aristotélica, estamos delante de una historia que a pesar de tener condimentos trasfronterizos de dudosa catalogación, es precisamente ésa parte de su distinción que la hace tan propia de las ciudades más emblemáticas de la frontera.

Para la elección del arte de tapa estuvo a cargo Douglas Diegues, quien nos refiere que la técnica es de grabado en materiales reciclados e impresos con tinta china y cuya inspiración se remonta al grabado impresionista alemán. Puede que el arte de tapa en grabado tampoco sea mucho al azar a la luz de estos rodeos. Diegues es poeta y también estuvo en cuerpo presente en la noche de la presentación de esta novela, junto con otros tres libros más de las que él estuvo regente de alguna manera.

La novela es narrada desde los testimonios de Calisto, pero él no es el protagonista principal, aunque su figura sea el satélite que circundemos. El personaje principal vive una vida alejada de la realidad de las cosas, el lujo a su alrededor como motas de perfume, es una fantasía; Agustín se enfoca solo en vivir bien, en los griegos y el ajedrez, el resto lo deja al arbitrio de Calisto y es este contraste la que invita como primer condimento de la trama. Son los mismos personajes quienes se dividen entre realidad y fantasía, esa línea imaginaria que divide la frontera de unos y otros.

El ritmo narrativo se define por la capacidad lectora de atar los acentos y tonos que se hablan en la fauna lingüística paraguaya, conocerlos es revestir de credibilidad los diálogos. Las descripciones y los giros sin sentido que más de uno sabrán que sí, ocurren en Paraguay están diseminados en la trama, como la falta de un buen castellano disfrazado con un acento de portugués adulterado sin espacio a replica. Es una de las peculiaridades que rozan el humor y las cavilaciones mientras se lee.

Al final del libro nos encontramos con un glosario muy nutrido de las palabras utilizadas en guaraní y sus significados. Una especie de exorcismo póstumo del uso onomatopéyico que tuvieron durante las cavilaciones de Calisto quien las hacía sonar entre sí para hacer poesía, para explicar y desvelar sus meditaciones de personaje literario, dividido entre el ser y no ser de la ficción. El guaraní hablado y silvestre enumerado académicamente y diseminado en la novela es dividido por  un guion entre guaraní - castellano creando agilidad narrativa en la lectura, para que aprenda el que quiera aprender y rememore el que ya sabe, una técnica novedosa comparando con otras obras.

Encontrar el reflejo del pensamiento del autor, es una tarea que se desvanece en la lejanía de las palabras que dibujan otras ideas. La novela gira entorno a su trama y a su final verdaderamente fantástico o improbablemente real. Saber despersonalizarse a la hora de ejercer la escritura da cuenta de un talento muy medido por parte de el/las cabeza (s) implicadas en ésta publicación, solo el tiempo quizás nos desvele otros trabajos de ese: “un tal Alberto Molina” que nos arroje más luz aunque desde esta oscuridad hay cosas que brillan y atrapan como lo es su trabajo.

La edición estuvo a cargo del grupo de trabajo de la editorial Arandurã que tiene presencia en Facebook y desde donde se puede adquirir ejemplares de la novela.  Esperemos que hayan pensado en este título como revelación para la feria del libro de Buenos Aires 2023, ya que leerlo da cuenta de una descolonialización del entramado literario, difícilmente descubierto en la literatura contemporánea a nivel regional y que encuentra un regente con este titulo desde Paraguay.      

jueves, 9 de febrero de 2023

El Paraguay de aporías oceánicas y literaturas titánicas.

Las aporías son esas dificultades, esos caminos sin salida a… que se nos revelan como una imposibilidad de resolver un problema si se comienza a partir de ciertas premisas, como por ejemplo: ¿Por qué no trasciende la literatura paraguaya?


Y es detrás de la respuesta a esta pregunta que Carla Benisz con su libro: Aporías de la letra" nos sumerge a sus Apuestas críticas para la literatura paraguaya llevándonos a una cruzada a través de sus investigaciones y las posibles respuestas a esta pregunta. En las insipiencias de este camino La Narratura también se ocupó de filosofar en torno a esta pregunta, llegando a una conclusión que se propagó como la pólvora, por ser igual de volátil y atropellada. Pero, un tiempo después, todavía con el regusto extraño de esa su réplica inexperta, no abandonó del todo la pregunta y a la luz de nuevas respuestas que se iban desvelando en el camino, decidí retirar el posteo como autora.

Benisz esgrime varias hipótesis, teorías y estudios forjados al calor de una investigación puntillosa y dedicada, trayéndonos este libro que es un Frankenstein de textos pensados para congresos, dossiers y revistas. Su valor total se da por la importancia individual de sus partes y de los posibles tentáculos que podrían traer una respuesta a aquella pregunta tan incómoda para escritores y libreros paraguayos.   

El libro recoge el estudio de diez años en torno a la literatura paraguaya, nos ofrece una panorámica exterior de lo que nosotros desde el corazón no podemos dimensionar del todo. Las vertientes de las que se alimenta varían desde la antropología social hasta los patrones culturales y discursos lingüísticos con que manejamos nuestra literatura. Erigiéndose como la mecha especulativa que intenta arrojar lumbre sobre este corpus sui generis que es nuestra literatura paraguaya, ajustando el uso común de herramientas indispensables para comprenderla y así asentar bases para su crítica internacional.

El libro se puede consultar como ensayos individuales que nos imbuyen desde las dificultades lógicas, hasta una posible conclusión de índole especulativa por parte de la autora.

Su prosa exige el manejo de otras obras y ensayos que atañen a cómo se percibe a las artes literarias desde la estética, la filosofía y la política, esta última como término desde donde el arte sirve como un aglutinante en la sociedad.

La extensión de 131 páginas es una lección de que el monstruoso desarrollo de un libro con el fin de imponerse en las manos de los lectores y sus bibliotecas, no tiene nada que ver con el imperial filo con que haría trizas la presumible respuesta tradicional a la pregunta angular de su libro.  

Utiliza términos que políticamente muchas veces se aplacan con florituras y nos recuerda panorámicas analizadas con un puntillismo quirúrgico por su investigación, pero que para el medio, recordarlo es casi como un bochorno adolescente y que esperan pacientemente sea borrado por la acción del tiempo y el ostracismo. Ignorando egoístamente que tienen un valor histórico universal en el entramado de la literatura paraguaya desde los ganadores, los excluidos y los olvidados como solamente una extranjera podría plantearnos, sin intereses creados más que la acerada verdad por la verdad.   

En sus páginas nos cruzamos con teorías Benjaminianas y de Ranciére, aplicadas a esta particular realidad literaria en Paraguay. Nos topamos con las apuestas críticas (valga la frase) de una gran figura cervantina sobre lo que podría significar el resurgimiento y las trabas a la literatura paraguaya, que si bien se desarrollaron a su tiempo, aún hoy en día no logramos despegar muy lejos de sus añejas teorías. 

Su libro es una réplica a las voces del pasado desde una investigación actual y dinámica que a su vez, continúa el hilo conductor filosófico casi atávico que nos plantea su pregunta.     

En sus páginas miramos al sol de frente, nadie podría quedar imperturbable al pasar por ellas y no darse cuenta de su presencia sería solo ignorarla por el simple acto del cinismo, una auténtica obra que cualquier amante de la literatura paraguaya atesorará desde la primera hoja. Este libro se puede encontrar bajo el sello editorial de Arandurã que tiene presencia desde su fanpage del Facebook