jueves, 13 de julio de 2023

La herejía En-Diosa-Da Pindó Kuñakarai: Reseña.

En Asunción, el fenómeno editorial visto es una explosión genérica de obras cuya estructura es esencialmente ajustada a los cánones clásicos de la literatura universal. Sin embargo, ¿qué pasa con la literatura alternativa? Entiéndase las que experimentan en estructuras, semánticas y lingüísticas como herramientas de descripción de una realidad aumentada, anónima, para expresar la disparidad introspectiva de un nuevo género que emerge en sombras, un género utópico para retratar la distopía paraguaya.

Es en esta esquina que Cristino Bogado nos corta el paso, para hablarnos de la búsqueda de su musa, una diva mesiánica que ha venido a romper con lo preestablecido, a dejarnos hipnotizados con las palabras de su novela Pindó Kuñakarai (Editorial de Los Bugres 2018).

Se podría decir que a raíz de una sincronicidad Jungiana, accedimos a la posibilidad de una entrevista pormenorizada con Bogado sobre la novela y así zambullirnos en su mundo creativo desde La Narratura salvaje ex sylvis, para comprender los cabos que apuntalan el universo de sus obras.

¿En qué género le enmarcas a tu Novela?

Salió una reseña en Tiempo argentino (un diario digital) y le enmarcaron en ciencia ficción latinoamericana, aunque no tenga la tecnología tiene una especie de retro tecnología. Pero es una ucronía.

El escritor Cristino Bogado (Paranaländer) nació en Asunción en 1967. Obras suyas forman parte de importantes antologías de poesía. Los chongos de Roa Bastos narrativa contemporánea del Paraguay (Buenos Aires 2011), tiene una mención especial por su próxima reedición.

Enumerando su trayectoria literaria más inmediata tenemos a Pindo Kuñakarai (2018, novela), Iporãkaka (2019 cuentos), publicó Rendy (2021), Sueño Aché (ensayos y columnas 2022)

Editó Lenguas de la Poesía Paraguayensis (2022, ensayos) y la Revista Guarania 100 años (2020, ensayos)

Actualmente vive en Lambaré, es redactor de la sección cultural del diario El trueno y conductor del programa de streaming Paranaländer desencadenado que emite todos los viernes de 16:00 a 17:00 por twich (canal Lila play tv) y en facebook live desde la página de El trueno.

Volviendo a nuestra novela fetiche. Por aproximación podemos hablar de una variación creciente de géneros en las letras paraguayas. Con las publicaciones que se suman mes a mes al de por si extenso catálogo nacional.

¿Cómo fue que surgió la idea para la novela?

El titulo ya lo tenía en la cabeza, fantaseaba con ese título. (Comienza diciendo Bogado) En esa época yo leía mucho justamente cosas de antropología. El libro de Gatti habré leído y ahí explicaba lo que era un pindó (Syagrus romanzoffiana), el dato que daba Gatti era que se usaban los frutos del pindó para temas de la regla de la mujer, y después encontré mitos guaraníes. Por ejemplo: el del diluvio.

Hay muchas versiones, una de ellas de Hélene Clastres, dice que montada a un pindó se salva una mujer, de allí el origen de todo, a partir del diluvio. Pero la pareja suele variar; a veces es su sobrino, su hijo, con tal que sea un hombre nomas.

Por eso yo pedí que se pusiera la imagen de un pindó por acá (muestra la imagen miniatura de la contratapa del libro). Antes de salir con la Editorial de Bugres iba a salir ya entre el 2016 y el 2017 en una editorial argentina e incluso se le hizo un diccionario y una playlist del DJ cura que justamente es uno de los personajes de la novela, está en YouTube.

La naranja mecánica con su Nadsat es uno de mis libros de cabecera, justamente por el jopara de Anthony Burgess. En la película se nota un poco pero el libro es mejor, hay todo un lenguaje juvenil, un argot de la “ultraviolencia” que es una mezcla de ruso, cockney y como hablan los gitanos.

Otros de mis libros de cabecera, tomando en cuenta que soy una especie de caballero del jopara es: "Folisofía" de un escritor argentino que se llama Murena, es una edición póstuma del 76 en Monte Ávila, Venezuela. El lenguaje de ese libro ya no se sabe que es. Su español no se sabe si es del pasado o del futuro, es un español que se está formando, parece catalán, francés está haciéndose, pero el jopara está en todos lados.

Otros de mis textos favoritos es la carta de los Romanos de San Pablo que está escrito en un jopara entre el arameo y el griego como dice Agamben, porque están mezclados ambos idiomas. Estos son los que han influenciado la escritura del libro de “Pindó” y en general mis cuentos de Iporakaka.

En los cuentos de Mandyju (libro a ser lanzado próximamente en este julio-2023) sigue también en esa línea, no todos, algunos, pero ya se siente la intención de experimentar con el idioma.

Desde su concepción misma, en Pindó Kuñakarai, al entrever el aspecto mesiánico de su diosa, nos deja vislumbrar su capacidad de imagen, de cambio redentor dentro de una realidad cuya constante es la surrealidad manchada de incongruencias irónicas. Una alfombra de bienvenida hacia la literatura de Bogado, cuya configuración es un juego entre el símbolo, la palabra y su significado.

Esta imagen actúa como una clepsidra que nos puede iluminar la realidad desde la ficción, sin dejar muy claro donde empieza una y termina otra, teniendo como punto medio la visión espejo de su autor.

A raíz de este juego con el lenguaje, y parafraseando a Octavio paz de que el lenguaje es a la poesía lo mismo que el sexo al erotismo se podría acusar a la obra que promueve un estilo que para los más conserva-dores y en-conservados guardianes de lo literario, serían vistas como practicas herejes.

Pindo Kuñakarai debería traer una etiqueta de precaución para el lector castizo. Este atributo es el mismo que se viera en las botellas de “beba con moderación” y que a mi entender es un arma de doble filo para la obra, cuya naturaleza estrambótica es su virtud.

¿Cómo hiciste para organizarte en la técnica?

El truco que encontré es por personajes, cada capítulo encarna un personaje porque al final todos ellos llegarían a la Pindó Kuñakarai. Es más o menos el hilo, porque yo tenía fragmentos nomas y después los fui llenando, todos tratan del mismo tema.

Lo que hago es que en algún momento dado, se convierta en una República, en un país, en la diosa, en toda la novela.


La edición del libro estuvo a cargo de Editora De Los Bugres, en una edición muy esmerada con la imagen de tapa en collage de una descripción aproximada de la tan mentada “Dama de las Palmas”. Una primera impresión que no deja nada al azar como lo que encontraríamos al leer la novela.

Sin embargo, a pesar de su reducida extensión no es de lectura fácil para un incauto que pudiera juzgarla de pecar por sobre adjetivación disparatada e ideas inconexas y sin final.

Esos tus personajes de la novela, ¿están basados en personas reales?

Si, muchos. Algunos son de mi época de Karaokero, claro, muchos dirán “que pio es eso”, verdad. La época del Karaoke era en los 2000, prácticamente en los Karaokes nomas ya dormía. Después ya directamente en aquel tiempo ya me había mudado, allá por el centro del casco histórico hacía 25 de mayo.

En otras partes, tiene varias anécdotas escritas literalmente, que yo las he vivido en la época stronista y aunque estén basados en personas reales yo les doy una personalidad propia. Otros personajes también pasaron de ser hombres a mujer, otros eran grandes personajes de mi barrio y que se volvieron parte de mis novelas, conocerles te hacía volar la cabeza. Si, eran personajes de novela.

También mezclo mucha mitología guaraní, trato de buscarlas. En esa época estaba leyendo mucho la tierra sin mal de Hélene Clastres que tiene una interpretación de la mitología y los profetas guaraníes muy especial, ellos son muy luminosos, muy solares y eso se nota en sus adornos plumarios alrededor de la cabeza.

Las descripciones de sus personajes tienen condimentos autóctonos cuya mescolanza la pudiera situar como una novela futurista más allá del año que da en sus páginas.

Una anécdota interesante es que la novela fue publicada en el 2018 describiendo un evento apocalíptico en el 2020, año de la tan mentada pandemia global. (Para los creyentes una señal irrebatible de la llegada de Pindo Kuñakarai dentro de la novela y por qué no, fuera de ella)

Tu novela se publicó en el 2018, lo que le da un aire medio ominoso “clataclismal”. La novela transcurre en nuestra actualidad. ¿Cómo hiciste?

Quise que no fuera muy lejano del año de su publicación y justo coincidió con las fechas. Cuando pasó el tema de la pandemia lo primero que puse en mi Facebook fue, ¡yo anuncié un cataclismo! (risas) Pero ya vivíamos en la época de un cháke constante, si no iba a ser climático, iba a ser otra cosa.

Su ritmo narrativo se rige por cada capítulo que describe a un personaje, desde una galería tarotista en fluir de conciencia. Entremezcla lo tribal con lo ficticio en una historia literaria que esta enmadejada en un ambiente distópico nihilista. Trabaja la lingüística desde las posibilidades artísticas hasta un idioma artificial. En ocasiones nos sumerge hasta un juego de palabras lisérgico, cuya voz narrativa también se vuelve un personaje que describe, a su vez, a otros personajes reales de la política y la farándula paraguaya, con una jerga y experiencia propia de una parodia esperpéntica, de las décadas doradas de los noventas asuncenos.

Sobre el lenguaje, con la lectura es evidente que no está hecha para hablarse por personas reales. Convirtiéndonos como lectores en parte de la leyenda circundante en la novela. El lenguaje fue inventado solo para ser leído en un fluir de conciencia, que invita al espectador literario a contemplar, cumpliendo por añadidura el objetivo de toda obra que es la percepción estética sin posibilidad de interferir en ella.

¿Tenes noticia de otros autores que experimenten en el lenguaje así como vos lo haces?

Yo creo que tengo algún ensayo por ahí. Canese, Pessolani “Historias de Babel” es de los noventas, creo que gano un premio luego, pero firma como Joaquín Morales. Después hay algunas novelas de José Alcázar en los noventas, él inventó algunas palabras ya en el castellano, el goto por ejemplo, que viene del go to en inglés, y también una especie de portuñol.

El primer libro de Damían Cabrera Xirú. Me acuerdo de la primera edición, yo le publiqué, edición Cartonera. En la segunda edición creo que ya hay intervenciones de la editora, era más oscura, tiene que haber alguna por ahí en internet si te pones a buscar.

Edgar Pou también oscila entre el lenguaje de Canese y Pessolani mezclando varios estilos. Todos sus escritos están en internet.

Utiliza las sílabas y sus letras como meros accesorios carnavalescos que describen a sus peculiares personajes, en una lengua controlada y perfectamente direccionada por el autor. Las voces narrativas polifónicas se dividen en varias voces que se diferencian por la forma de expresarse y escribir, emulando arrebatos proféticos inspirados por la diosa - musa junto con su galería de personajes.

El juego del lenguaje es un elemento atractivo y visual. Pero sus raíces antropológicas le dan un toque autóctono, muy propio e irrepetible.

El estilo es claro desde cualquier punto del planeta: es literatura alternativa. Algo que se dibuja fuera de las líneas de rango estipuladas por el uso común. Pero hacer que se sitúe en un espacio único es el desafío, y que por lo visto Bogado tomó muy en serio, al insuflarle el marco contextual paraguayo a su obra, dejando pequeñas señas esparcidas, no solo en esta obra sino en todos sus trabajos literarios.

¿Crees que la literatura paraguaya llegó a la democracia?

Yo creo que sí, la perspectiva de la literatura paraguaya es que se hace sola, de alguna manera se hace a pulmón y no hay algo organizado y sistemático y en ese sentido creo que es totalmente democrático porque es algo que hizo la gente nomas, con los escritores prácticamente y algunos editores.

Alcántara por ejemplo fue una editorial que le publicaba a todo el mundo y no se podía decir que le publicaba solamente a los zurdos, le publicaba a todos, no había diferencia.

Yo creo que el sentido democracia está hecho por todos, no por uno o por dos. Acá en Paraguay hice muchas entrevistas a la gente y casi todos son autos editados.

La capacidad inmersiva de Pindó Kuñakarai se rige por la fascinación ejercida hacia el lector desde esa muerte de la figura de la metáfora en post del nacimiento de un vocabulario experimental. Leer esta obra es repensar los límites del leguaje y su experimentación para la expresión de ideas y cómo esto, puede influenciar el curso de la literatura latinoamericana y aportar a la de por si exuberancia de la literatura paraguaya, como un enunciado de la consolidación de su libertad política en todas las ramas artisticas.